Felipe González planteó en dos horas un moderado programa moderado de gobierno socialista
Felipe González expuso ayer al Congreso -en un largo discurso de casi dos horas- un moderado programa de gobierno fundamentado en el respeto y desarrollo de la Constitución. Sus puntos básicos son la reforma de la Administración, el aumento del empleo y de la productividad, un calendario autonómico preciso, garantía del ejercicio de las libertades, medidas que favorezcan el mantenimiento de la seguridad de los ciudadanos y neutralidad de España en el terreno internacional. Este programa, que los miembros del Gabinete de UCD coincidieron en calificar de «muy malo», fue precedido por la defensa de la moción de censura, a cargo de Alfonso Guerra, lo cual dio lugar a una serie de réplicas y contrarréplicas, en las que se vieron envueltos el propio presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y el secretario general del PCE, Santiago Carrillo.
Carrillo reveló en su intervención uno de los secretos y pactos fraguados durante la etapa de la transición democrática -negociaciones Gobierno-PCE para un acuerdo de mayoría-, que fueron negados por Suárez.El lanzamiento de este tema por Carrillo, en medio del debate, fue realizado tras los rumores de que UCD iba a presentar la moción de censura como un ensayo de frente popular de izquierda, insinuado por el propio ministro de la Presidencia, Rafael Arias-Salgado, en una de sus réplicas a Guerra. Según Carrillo, el Gobierno llamó al PCE en el otoño de 1978 para establecer un acuerdo de mayoría parlamentaria, cuestión que fue negada, tanto por el vicepresidente Abril como por el presidente Suárez, quienes sólo admitieron que hubo conversaciones para tratar de resolver la conflictividad socio-económica de aquella etapa.
Este enfrentamiento precedió a la exposición del programa del candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Felipe González, y, a su vez, se produjo después de repetidos choques dialécticos entre,Alfonso Guerra y el ministro de la Presidencia, a propósito de distintos temas, sobre todo de la corrupción en RTVE, el cumplimiento o vulneración de acuerdos anteriores y la competencia o incompetencia del Gobierno y del PSOE.
Todo ello retrasó considerablemente la intervención de Felipe González como candidato a la Presidencia. La sesión parlamentaria cambió de tono completamente respecto a la primera parte, y durante cerca de dos horas el secretario general del PSOE expuso un programa que arranca de la necesidad de una reforma de la Administración, prosigue por la oferta autonómica, aborda los problemas socioeconómicos y finaliza con referencias a la política exterior y a las garantías para el ejercicio de la libertad en seguridad. La reforma administrativa, programa autonómico y problemas económicos fueron los aspectos que ocuparon mayor espacio del discurso del candidato.
Finalizado este último, las primeras opiniones gubernamentales -salvo la de Adolfo Suárez, que reservó su respuesta a la sesión de hoy- fueron muy negativas hacia lo escuchado. Abril calificó el discurso de «catastrófico». García Añoveros dijo que le había parecido «inane, vacío», y Pérez-Llorca aseguró que «el discurso es absolutamente falto de contenido en el tema autonómico, excepto en la parte que se ha copiado». A su vez, José Luis Alvarez se manifestó «profundamente desilusionado».
El portavoz de Coalición Democrática, Manuel Fraga, manifestó que le había parecido «de una pesadez increíble: no se puede soportar un discurso de hora y tres cuartos sin ningún chiste». Miguel Roca, portavoz de la Minoría Catalana, dijo que tenía que reflexionar antes de dar una opinión, aunque el planteamiento autonómico le parecía bastante aceptable. Rojas Marcos, del Grupo Andalucista, dijo que es un buen programa, aunque tiene lagunas y no ha quedado claro el tema de Andalucía.
Hoy se debatirá el programa expuesto por Felipe González, y posteriormente se producirá la votación.
Hacen falta 176 votos para que triunfe la moción -y, por tanto, para que Felipe González pudiera ser investido presidente-, y anoche las minorías se mostraban aún indecisas. Los diputados del PNV se encuentran en Madrid, y no se sabe si acudirán o no a votar finalmente; la primera impresión recogida en fuentes del PNV es que el líder socialista no ha mejorado la oferta autonómica de Suárez.
Páginas 13 a 17
Editorial en página 10
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