El concejal de Cultura explica los fallos de las fiestas de San Isidro
Su larga duración, la escasez de su presupuesto y el dirigismo municipal que las caracteriza son los tres defectos qué han sufrido las fiestas de San Isidro de este año, en opinión de Enrique Moral, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid y presidente de su comisión de festejos. Esos defectos detectados este año serán analizados inmediatamente después de terminadas las fiestas, «para escarmentar de cara al año que viene».
Pero el mismo señor Moral asegura que, dentro de lo que ha podido hacerse este año, los resultados no son tan malos como se quiere hacer aparecer: «De los 1.200 actos que había programados en un principio», dijo, «sólo tres fallaron en su convocatoria». El concejal se refería a las tres representaciones de títeres que fueron suspendidas.Sin embargo, la sensación popular no coincide con el pensamiento del señor Moral: las críticas a las fiestas de 1980 han llegado desde todos los puntos, incluyendo los sectores del movimiento vecinal situados en la izquierda del espectro político.
De está forma, Isabel Vilallonga, presidenta de la asociación, de vecinos de La Corrala, aseguraba que las fiestas de este año han sido «un desastre total».
No obstante, para Enrique Moral, las fiestas han de ser organizadas por el pueblo, por los propios vecinos. «Sólo si las cosas populares», dijo, «se organizan desde abajo hacia arriba pueden obtener el éxito. La intervención del ayuntamiento, en este sentido, sólo ha de servir para encauzar los deseos populares y hacerlos posibles. Ya hemos empezado a alentar los car navales del año pasado por medio de la creación de unos premios a las mejores comparsas que participen en ellos».
Sobre la posible pérdida de credibilidad que la mala organización de las fiestas de este año pueda ocasionar en el Ayuntamiento, el señor Moral respondió que «si alguien piensa que el Ayuntamiento pierde credibilidad por la forma en que ha organizado las fiestas, lo siento mucho; a lo mejor, es que el que lo dice no la ha tenido nunca».
Todas las fiestas, por lo que cuesta una falla
Otro de los defectos apuntados por el concejal es el de la escasa dotación económica destinada al desarrollo del prograrna de festejos, veintiséis millones de pesetas: «En Madrid organizamos las fiestas de San Isidro», dijo, «con lo que en Valencia cuesta, simplemente, una falla de tipo medio».Según el concejal, el costo de las fallas valencianas puede rondar los mil millones de pesetas. «En pólvora, desde luego, se gastan ya los quinientos millones. Mientras, en Madrid, de ese escaso presupuesto con que contamos, hemos de distraer siete millones para los gastos de alumbrado o un millón para la Vuelta Ciclista. Es decir, los gastos marginales nos merman sensiblemente las disponibilidades reales para organizar verbenas o bailes en los barrios».
Sobre los fallos registrados en la organización del IV Certamen de Títeres, con suspensiones de la programación sin previo aviso, el señor Moral argumentó que «no ha sido el ayuntamiento su organizador, sino la Unión Profesional de Marionetistas (Uproma). Sin embargo, el ayuntamiento asume la responsabilidad».
Pero, sobre la nota de Gonzalo Cañas, organizador del certamen, en la que aseguraba que el ayuntamiento había puesto innumerables trabas, Enrique Moral matiza que «el ayuntamiento, como el mismo señor Cañas reconoce, es el único que ha ayudado, con dos millones y medio de pesetas, a la organización. Pero la única condición que puso fue que las representaciones de títeres se extendieran a todos los barrios y no se limitaran, como pretendía Uproma, al teatro Lavapiés. Esas han sido las enormes presiones ejercidas por el ayuntamiento».
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