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El "modelo sueco" busca una nueva fisonomía / y 2

Si comúnmente se acepta que el pacto social de 1938 marca el punto de partida del largo período en que se desarrolla y consolida el peculiar «modelo sueco», para muchos observadores el reciente gran conflicto pasará a la historia como el momento en que aquél llega a su fin. Y de la misma manera que las consecuencias del pacto de Saltsjo Aden no se limitaron a la esfera económica, sino que influyeron profundamente en todos los aspectos de la sociedad sueca, se prevé, que otros cambios, igualmente significativos, habrán de procesarse en ésta en el futuro inmediato.Aunque no muy generalizada todavía, gana terreno la opinión de que sería erróneo limitar las causas del conflicto a una simple diferencia sobre salarios entre patronos y trabajadores, pese a no desconocer su importancia, especialmente en la actual coyuntura de la economía sueca.

El consenso anterior, definitivamente perdido

De ahí también que pocos crean que la pacificación alcanzada al cabo de largas y accidentadas negociaciones sea duradera, y menos que implique un retorno, como si nada hubiera ocurrido, a la etapa anterior. Todos los indicios apuntan a considerar a ésta definitivamente clausurada y que la lucha de clases, atenuada durante casi medio siglo, salvo en algunos momentos excepcionales, volverá a ser un componente normal de la sociedad sueca. Los enfrentamientos -por el reparto de «la torta», se prevén cada vez más duros y quizá más frecuentes.

Algunos cambios operados en los últimos años -pérdida de impulso de la socialdemocracia traducida en dos derrotas electorales luego de 44 años en el poder, crecimiento sostenido del partido conservador, tendencia a decrecer o a desaparecer de otras formaciones políticas a las que las transformaciones socioeconómicas fueron dejando sin base social-, empiezan a visualizarse como tendencias difícilmente reversibles y no como accidentales.

La exportación, en peligro

El día siguiente de haber finalizado el conflicto, Curt Nicolin, directivo de la Asociación de Empresarios (SAF), que representó a ésta durante las negociaciones, declaraba que la solución alcanzada no era tal, sino «una gran desgracia, más para el país que para los empresarios». Y aludió directamente, en primer término, a un punto que es clave en la economía sueca, que son sus exportaciones. Dijo que las dificultades de competencia serán mayores ahora y que miles de puestos de.trabajo estaban desde ahora en peligro.

Suecia vende al exterior la mitad de su producción industrial, y si bien la exportación de materias primas sigue siendo considerable, son los productos manufacturados los que proveen la mayor parte de los ingresos por este concepto. Al mismo tiempo, la dependencia de las importaciones para proveer a la industria de bienes intermedios y para satisfacer necesidades del consumo interno es grande.

Hasta los años setenta, la evolución de los precios de exportaciones e importaciones fue equilibrada, pero la subida experimentada por algunas materias primas en 1973-1974 rompió el equilibrio en perjuicio de las primeras. Sucesivas devaluaciones de la corona, en 1976 y 1977, fueron medidas destinadas a neutralizar o al menos atenuar sus efectos.

Es precisamente en la década de los setenta cuando las exportaciones suecas experimentan un notable descenso en su tasa de crecimiento respecto a las exportaciones mundiales, según se desprende del cuadro siguiente: y 1979, pese a que fueron años de reajuste de la economía sueca, si bien no desembocaron en conflictos, se desarrollaron en un clima de aspereza verbal. La patronal acusó directamente a los trabajadores de ser causantes, con sus altos salarios, de las dificultades de las exporta ciones.

Tras las declaraciones del dirigente de SAF han venido las de Gosta Bohman, ministro de Economía, y algunas conclusiones del Instituto de la Coyuntura coincidentes en cuanto a que los riesgos de un empuje inflacionario serán dificilmente evitables. Los aumentos de precios comenzaron ya con la gasolina, que se situó en 2,96 coronas el litro (aproximadamente 48 pesetas) y seguirán en cadena.

Tregua rota

Los rasgos característicos de la política sueca hasta ahora en materia económica fueron: el pleno empleo, razonable estabilidad de los precios, crecimiento económico y distribución con justicia de los ingresos, metas que en líneas generales se han venido cumpliendo, pero que parece muy difícil su continuidad desde ahora en adelante.

El acuerdo alcanzado en la no che del domingo 11 aparece, a la luz de todos estos hechos, más como una tregua que como un entendimiento de larga duración. Ni aun la condición de tregua se ha cumplido plenamente, ya que todavía nada menos que los puertos de Suecia están paralizados por una huelga de 2.500 trabajadores que reclaman desde su sindicato mejores salarios.

Los expertos en ciencias políti cas y económicas ocupan cada día grandes espacios de la prensa sueca procurando explicarse y explicar a una masa de lectores todavía perpleja qué está pasando con el «modelo sueco».

Mientras tanto, un nuevo modelo. de fisonomía todavía imprecisa -ello dependerá del peso de cada una de las fuerzas en pugna-, se está gestando en Suecia.

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