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Felipe González pedirá en el Congreso que se forme una nueva mayoría gubernamental

Felipe González pedirá el próximo día 20 en el Congreso una nueva mayoría para gobernar, y Santiago Carrillo el nacimiento de un nuevo partido burgués-progresista. Ambos políticos coinciden, al menos formalmente, con el presidente Suárez en la necesidad de que se reactive la vida política española a través del Parlamento y desean que las distintas formaciones políticas clarifiquen puntualmente sus posiciones sobre la estructura autonómica del Estado, la reforma de la Administración, la situación económica y social y las relaciones internacionales.

Suárez, Felipe y Carrillo se han encontrado y esquivado en Belgrado, adonde viajaron para asistir a las solemnes exequias del presidente Tito de Yugoslavia. El líder socialista, que viajó solo en vuelo regular y rehusó el Mystire que Abril Martorel facilitó a Carrillo para desplazarse a la capital yugoslava, fue el más reacio al contacto y diálogo con Suárez y Carrillo, quienes se abrazaron al saludarse en Belgrado, diciéndose: «El día 20 nos vamos a zurrar». De todas maneras, el anunciado debate político en el Congreso ha surgido en los desplazamientos de los líderes de la izquierda a Yugoslavia y a lo largo del periplo que el presidente Suárez cerró en este país, después de haber visitado Siria y Arabia Saudí. Los informadores que cubrieron estos viajes fueron testigos, más o menos formales, de la inquietud que se refleja en los tres líderes ante la situación política española, que están preocupados por la expectación y posibles consecuencias del citado parlamentario.Para Felipe González, la discusión parlamentaria en ciernes tiene que ser definitiva para que, tanto el Gobierno como los distintos grupos parlamentarios, clarifiquen sus posiciones ante los problemas centrales que el país tiene planteados. En una cena informal con una docena de informadores, el líder del PSOE se prestó a subrayar los puntos centrales del debate político del día 20, desde la óptica de su partido, pero sin entrar en detalles concretos sobre las conclusiones. Felipe González destacó cuatro puntos:

1. La estructura autonómica del Estado. Para Felipe González, este es tema crucial sobre el cual el Gobierno no tiene un proyecto coherente. Hay que definir el Estado de las autonomías, dice el político socialista, quien añadió, en una respuesta, que el binomio Estado-federal no es oportuno, aunque subyace en los análisis. Añade que está convencido en que el Gobierno no tiene la clara voluntad política de llevar a término el proyecto autonómico iniciado, cuya primera fase concluyó con las elecciones de Cataluña y País Vasco.

2. Reforma de la Administración. Aquí incluye Felipe González la búsqueda de una solución inmediata al problema de la burocracia y a la necesidad de la reforma de la Administración, de acuerdo con el proyecto autonómico del Estado. También entran en este apartado algunos comentarios en los que señaló que Suárez insiste en su papel de jefe de Estado B, mientras que Abril Martorell actúa como la cabeza auténtica del Gobierno. Para Felipe González, el papel moderador del Rey debe mantenerse y promocionarse, y los cambios de Gobierno deben ser operaciones serias que respondan a un proyecto político. ¿Cambiar a Fontán, cuando el verdadero responsable del fracaso autonómico era Pérez-Llorca?, se interrogaba Felipe González refiriéndose al reajuste del Gobierno.

3. Política económica y social. Para el dirigente del PSOE se hace necesaria si no una planificación de la economía, sí, al menos, el trazado de unas líneas generales a seguir y la creación de un comité económico y social que mantenga, de manera permanente, el diálogo entre la Administración, los empresarios y las fuerzas políticas y sociales.

4. Sobre las relaciones internacionales, Felipe González declaró su preocupación sobre la crisis Este-Oeste actual, e insistió en que se celebre la Conferencia de Seguridad de Madrid, y señaló que no considera oportuno que España intente asumir hoy un protagonismo en el seno del grupo de países no alineados. Para el político del PSOE, las posibilidades de la diplomacia española están muy poco desarrolladas.

Finalmente, Felipe González no quiso entrar en las posibles conclusiones del debate parlamentario, pero sí dijo que hace falta buscar una nueva mayoría parlamentaria. Se negó a discutir sobre qué tipo de mayoría y puntualizó que sus declaraciones de Valladolid sobre la caída del Gobierno habían sido mal interpretadas.

Suárez pasará a la ofensiva

El presidente Suárez está dispuesto a pasar a la ofensiva y, según fuentes próximas a la Moncloa, el jefe del Gobierno prepara un discurso contundente para el debate del día 20. Las mismas fuentes dan como falsos los rumores de dimisión de Suárez, que han circulado en las últimas horas y que coinciden con sus expresiones en Arabia Saudí, donde habló repetidas veces de cansancio, de fatiga del poder, de incomprensión y sus futuras memorias políticas. El aspecto de cansado y el tono amargo con que Suárez analizó los acontecimientos políticos de las últimas semanas contrastaron seriamente con la declaración que el presidente hizo ayer a su llegada a Madrid, diciendo, ante el debate del día 20: «Estoy estupendamente, y no tengo la más mínima preocupación».

Suárez anunció en Riad que en su intervención surgirán los temas de la estructuración autonómica del Estado, la reforma administrativa, la política exterior y la situación económica y social.

Por su parte, Santiago Carrillo, que conversó sobre el debate parlamentario durante unos minutos con Felipe González -en el vuelo Belgrado- Madrid-, no cree que esta discusión sirva para mucho. El líder comunista es escéptico sobre los resultados inmediatos que pudiera producir este debate, y anunció que en su intervención hará un llamamiento a la derecha progresista para que organice un partido. Calificó de utópica la posibilidad de que los socialdemócratas de UCD salgan de su partido para formar Gobierno con el PSOE, y añadió que si se crea un partido socialdemócrata, será el PSOE quien sufra en las urnas.

Carrillo insiste en que debe nacer un nuevo partido de derechas, un partido burgués-progresista, que incluya socialdemócratas como Fernández Ordóñez, democristianos como Ruiz-Jiménez y liberales históricos no comprometidos con el franquismo. Una formación política de este contenido, con un programa progresista, permitiría la formación de un Gobierno de centro-izquierda, según Carrillo, quien niega la teoría del pacto PCE-UCD -«la piriza»para atenazar al PSOE.

Sobre el tono y el procedimiento del debate, todos los líderes mostraron su preocupación. Suárez diría en Riad que espera que la discusión sea de un nivel elevado y seria. Felipe González cree que, a falta de programa político, Suárez se verá obligado a insistir en la dialéctica del miedo, como hizo en las últimas elecciones, y Carrillo considera que no es el momento de empezar a hablar del pasado y la biografía política de los protagonistas, sino de buscar soluciones.

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