Terrorismo y democracia

El miércoles día 16 de abril, a las 13.30 horas, tuvo lugar el entierro de Jorge Caballero Sánchez, brutalmente apuñalado el día 28 de marzo por una banda ultraderechista a la salida de un cine de esta ciudad.Como siempre, TVE, ese medio de comunicación cada día más alienante e intoxicante, que describe con todo lujo de detalles los asesinatos de ETA, silenció el hecho. Silenció no sólo la brutalidad de un número creciente de fanáticos que en nombre de Dios y de la grandeza de España asesinan impunemente por causas tan pueriles como puedan ser «tener el pelo largo» o «flevar una insignia anarquista».

Como digo, silenció también el hecho de que la conducción del cadáver desde el Instituto Anatómico Forense hasta el cementerio de Carabanchel estuviera vigilada por fuertes contingentes de la policía, dispuestos a intervenír en cualquier momento contra los asistentes al entierro.

Mientras esas bandas de fascistas asesinos siembran el terror en las ciudades con la impunidad más absoluta, la policía mantiene el orden a fuerza de acallar por todos los medios a quienes pretenden protestar o rebelarse contra esta situación. No importa que su ac tuación pueda producir nuevas víctimas, ni que las agresiones sean cada vez más frecuentes, ni que el miedo esté cundiendo de forma alarmante entre la población del país.

¿Qué se puede esperar en un país que se dice democrático y donde la libertad de expresión se ve cada vez más perseguida y recortada, donde continúan las detenciones arbitrarias y las torturas, donde la policía, en vez de cambiar de mentalidad, sólo cambia de uniforme?/