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La CEE no ha adoptado medidas económicas concretas contra Irán

Soledad Gallego-Díaz

Las fortísimas presiones del Gobierno norteamericano sobre sus aliados europeos alcanzaron ayer en Luxemburgo un éxito relativo Los ministros de Asuntos Exteriores de los nueve países miembros de la Comunidad Económica Europea-(CEE) aprobaron una resolución por la que se comprometen a proponer a sus respectivos Parlamentos una serie de represalias económicas contra Irán antes del próximo día 15 de mayo. El día 17 del mismo mes, los ministros volverán a reunirse en Nápoles (Italia), y «si no existe ningún progreso en relación con la liberación de los cincuenta rehenes norteamericanos retenidos en Teherán», aplicarán inmediatamente dichas medidas.

El señor Colombo insistió escuetamente en que la resolución de la ONU «será la base para nuestras medidas de sanción, caso de que sean necesarias».El éxito de las presiones norteamericanas -las más fuertes jamás ejercidas sobre sus aliados europeos, con el rumor incluso de una eventual retirada de EE UU del mando militar integrado de la Alianza Atlántica- es sólo relativo. A juicio de muchos observadores políticos, los nueve no han sido capaces, pese a que el comunicado final es realmente muy duro para el régimen de Jomeini, de enumerar expresamente qué medidas concretas serán adoptadas para castigar a Irán por su violación de las normas de derecho internacional. Tampoco se habla en ningún momento de romper los contratos de compra de petróleo iraní. Y más importante aún, los aliados europeos de Washington no adoptarán las sanciones contra Teherán de forma «comunitaria».

La resolución de los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE habla sólo de medidas de represalia contra Irán «conforme a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de fecha 10 de enero de 1980». Dicha resolución, que fue vetada en su día por la Unión Soviética, alude a la prohibición de conceder créditos a Irán, negativa a transportar mercancías hacia ese país, control de la circulación de capitales y boicoteo comercial.

Pero el ministro italiano Emilio Colombo, que presidió en Luxemburgo la reunión de titulares de Asuntos Exteriores, se negó a precisar, en una rueda de prensa celebrada pasadas las diez de la noche de ayer, si los Gobiernos europeos adoptarán «todas estas medidas».

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Cada Gobierno de la CEE someterá a su Parlamento respectivo las medidas contra el régimen de Jomeini

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Es decir, cada Gobierno someterá a su Parlamento un cuadro de sanciones económicas contra el régimen de Teherán, medidas que se insertan en el marco de la resolución de la ONU y que se armonizarán después dentro de la cooperación política europea, pero fuera de las instituciones comunitarias. Nadie dudaba en Luxemburgo que la escala de sanciones será muy amplia, según el país que las adopte. Francia y Dinamarca suavizarán sin duda sus medidas, mientras que la República Federal de Alemania, o Gran Bretaña apretarán el tornillo.

Las casi 48 horas de discusión sobre el tema iraní en Luxemburgo han puesto de manifiesto las difíciles y complejas relaciones entre Estados Unidos y Europa, así como las divergencias en el seno de la Comunidad de los nueve. La confusión reinó en el palacio de Kirchberg hasta bien entrada la noche de ayer. A las cinco de la tarde, portavoces diplomáticos aseguraban que la fecha tope para que Irán hiciera un gesto de buena voluntad sería el 31 de mayo. Cuatro horas más tarde, los portavoces rectificaron: será el mismo día 17.

Medios diplomáticos alemanes y franceses esperan una reacción positiva por parte de Estados Unidos. El presidente Carter reiteró en las últimas horas su absoluta intransigencia: Europa debía decidir inmediatamente y sin trucos su apoyo incondicional a Washington en la crisis de Irán.

Como primera muestra de buena voluntad, y a partir de hoy mismo, los países miembros de la Comunidad Económica Europea retirarán los permisos de venta de armas a Irán, impedirán cualquier nuevo contrato de exportación o de servicios con personas u organizaciones iraníes, reducirán el personal de sus embajadas en Teherán, restringirán los visados y pedirán al régimen de Jomeini que reduzca también el número de sus diplomáticos en las capitales europeas.

Aunque el comunicado oficial no alude en ningún momento al tema de las compras de petróleo iraní, el ministro Colombo señaló que existe el compromiso por parte de los nueve de no comprar un solo barril iraní a un precio superior al fijado por la OPEP.

El hecho de que los rehenes norteamericanos continúen retenidos en Teherán, afirma el comunicado comunitario, «pese a todos los esfuerzos de la CEE, constituye un acontecimiento intolerable, tanto desde el punto de vista humanitario como jurídico».

Los aliados europeos esperan que con estos acuerdos Estados Unidos se tranquilice, afirmaba un portavoz de la República Federal de Alemania. Debe desaparecer del panorama internacional la sombra de una posible intervención militar norteamericana en Irán o en el golfo Pérsico. La fecha del 17 de mayo, elegida para poner en práctica las sanciones comunitarias, no es casual: fuentes diplomáticas y periodísticas la han barajado estos días como fecha posible para una eventual acción militar norteamericana minando los accesos por mar a Irán. Pocos días antes, el 12, la OTAN tiene previsto celebrar unas importantes maniobras navales en el Mediterránea.

La importancia del tema iraní hizo que los ministros de Asuntos Exteriores de los nueve no encontraran casi tiempo para tratar el problema de la aportación británica al presupuesto corhunitario. Los titulares de Finanzas, que se reunieron también en Luxemburgo, revisaron una vez más las cifras y «tasaron» el déficit británico: 1.683 millones de unídades de cuenta europeas (cada UCE equivale, aproximadamente, a 95 pesetas). Pero remitieron al Consejo Europeo -la cumbre de jefes de Gobierno comunitarios que se reúne el próximo domingo en Luxemburgo- la aprobación final de fórmulas concretas.

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