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Expectación y cierto escepticismo en el Campo de Gibraltar

ENVIADO ESPECIAL, El próximo día 9 de junio hará once años que miles de trabajadores gaditanos abandonaban definitivamente su puesto de trabajo en Gibraltar y se cerraba tras ellos la verja que separaba el Peñón del Campo de Gibraltar. La noticia del inicio de negociaciones entre los Gobiernos británico y español para la normalización de comunicaciones ha sido recibida en el Campo, y especialmente en La Línea, con gran expectación y cierto grado de escepticismo. Hablar de frontera abierta hoy es buscar en la memoria las ventajas e inconvenientes que para los habitantes de los dos lados de la frontera suponía una relación cotidiana.«Por encima del valor sentimental que tiene para los linenses esta decisión de iniciar negociaciones, está el hecho de una ciudad de 50.000 habitantes que ha pagado un altísimo precio político por un problema diplomático que debería haber pagado todo el Estado», dice el concejal socialista de La Línea, Antonio Díaz. Esta ciudad, que llegó a tener dieciocho cabarés en la época más puritana del franquismo, hubo de acomodar su situación fronteriza a las expectativas suscitadas por un Gobierno que prometió crear 7.000 puestos de trabajó y ofreció, poco más de 5.000, después de indemnizar con 100.000 pesetas y una promesa de trabajo a los que buscaban su sueldo en el Peñón cada día.

La gran posibilidad que los pueblos y ciudades del Campo ven en el restablecimiento de la normalidad en la frontera es la vuelta de un turismo incesante que haga salir de su deprimida situación al comercio y la hostelería de la zona. Sin embargo, once años son demasiados para esperar y gran parte de aquel comercio y hostelería están muy mal dotados de infraestructura que permita ofrecer algo en pie de igualdad con la Costa del Sol, por ejemplo.

«Vernos muy positivo el punto quinto del acuerdo hispano-británico, en el que se habla de la obligación que adquiere el Gobierno español de crear puestos de trabajo en el Campo de Gibraltar en el plazo más breve posible», insiste Antonio Díaz. «Lo que está claro», añade, «es que la apertura de la verja puede suponer, en el mejor de los casos, 5.000 nuevos puestos de trabajo en Gibraltar, y esto no resuelve el paro de hasta el 30% que padece la zona, especialmente en el sector de la construcción. Además, hay que prever la posible avalancha de parados que puede sufrir la zona a costa de la apertura de la verja.

El grupo socialista del Ayuntamiento de La Línea, que es mayoría absoluta en este, hizo público ayer por la tarde un comunicado en el que señala que «pensamos que, en los contactos entre delegaciones de ambos países, España y Gran Bretaña, que tienen que celebrarse antes del día 1 de junio, debería existir una participación de la población gibraltareña y del Campo de Gibraltar a nivel de ayuntamientos».

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