Abstencionismo
Creo sinceramente que el abstencionismo del que habla José Tomero en su carta titulada «Partido Abstencionista» del pasado 1 de abril, ese abstencionismo que se ha producido en los últimos comicios, hay que analizarlo en profundidad, desmenuzando, parte a parte, todas las peculiaridades y motivaciones que se dan en un país como el nuestro, que no son pocas, ni tampoco es posible comparar nuestras últimas vivencias y actitudes con las que se dan en los países que nos rodean, porque son historias y situaciones totalmente distintas.El sistema democrático es el mejor para la convivencia, aunque a la vez es bastante complicado; tan complejo como son los seres humanos. Más aún en un país como el nuestro, donde a la mayoría se nos ha negado la «cultura política», el instrumento necesario para ir comprendiendo los mecanismos que actúan en las relaciones de grupúsculos, grupos, clases, etcétera, que han optado por la democracia.
Por tanto, considero que en estos tiempos la abstención tiene muchas connotaciones y no se puede hacer, conscientemente, un juicio sobre este tema -de una forma tan alegre- diciendo que la culpa de dicha inhibición la tienen los partidos políticos, sin aportar argumentos.
Es evidente que hay un partido mayoritario que ganó las elecciones y dirige los destinos de este país, y gana casi todas las votaciones que tienen lugar en el Parlamento, porque así lo quiso una
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mayoría de votantes y así lo permitió una rnayoría de abstencionistas. Y es también cierto que hay otro partido mayoritario en la oposición, que no ganó los comicios, que no dirige los destinos, de este país y que, además, pierde casi todas las votaciones en el Parlamento, por que no alcanzó el suficiente número de votos y porque así lo permitió la misma mayoría de abstencionistas.
Más o menos, así es como funciona la democrática. Quizá la cualidad más notoria de una democracia se manifiesta en que todas, absolutamente todas las persónas inteligentes que conviveri en un sistema democrático son responsables de los aciertos o fracasos de dicho sistema, sean dirigentes, votantes o abstencionistas. Ninguno de éstos puede tomar la postura de Pilatos, lavándose las manos.
Por otro lado, estoy convencido de que la causa principal de esa mayoría abstencionista es la falta de cultura. Me refiero a la cultura humanística y no a la cultura que se imparte para conseguir un buen sueldo o defender unos privilegios injustamente conseguidos.
Un gran humanista de nuestro país dijo hace aproximadamente cien años que el gran problema de España era un problema de cultura. Creo que dio, en la diana. De la cultura que se esté dando ahora o se dé en un futuro en este país tampoco son responsables todos los partidos políticos, porque la responsabilidad de éstos va en función del número y calidad de votos que les otorguen los participantes y del número de electores que formen el «Partido Abstencionista».
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