Fracasa el proyecto térmico de Hunosa por la oposición de las eléctricas
El proyecto de Hunosa de crear una central térmica en Langreo, dentro de un ambicioso plan de diversificación de sus actividades, para tratar de compensar la enorme pérdida, siguiendo el ejemplo de otras empresas carboníferas europeas, se encuentra prácticamente descartado, como consecuencia de las presiones de las compañías eléctricas, las dificultades de financiación y el reciente anuncio de la autorización de tres grupos térmicos para Asturias, en Soto de la Barca, Soto de Ribera y Aboño.Medios del Ministerio y de la Consejería Regional de Industria han expresado en privado a EL PAÍS sus impresiones pesimistas. El presidente de Hunosa, José Manuel Fernández Felgueroso, manifestó, en cambio, que aún no hay nada decidido y que piensa seguir luchando para conseguir esa térmica, cuyo proyecto prevé un desarrollo en dos fases de 350 megavatios cada una.
La inversión para el primer grupo es del orden de los 20.000 millones de pesetas. El intento de dar participación a las compañías eléctricas en la creación de la térmica fracasó, según ha trascendido, por la negativa de los empresarios privados a entrar en una sociedad que, además de la producción de energía eléctrica, tendría como objetivo la explotación de las reservas de carbón de la zona denominada La Moral (Siero).
La nueva sociedad prevista en el Plan Energético Nacional (PEN) se denominaría Termoastur, y participarían en ella, a partes iguales, Hunosa y Ensidesa (empresa nacional del carbón). La zona de La Moral dispone de unas reservas de 42 millones de toneladas de carbón. Fernández Felgueroso manifestó a EL PAÍS que la principal dificultad para la puesta en marcha de la central térmica podría estar en el preocupante descenso de la producción de Hunosa. «Está claro», agregó, «que no podremos aspirar a tener una térmica propia si no garantizamos previamente el suministro a las centrales existentes y proyectadas en Asturias.»
En su opinión, para conseguir este objetivo es preciso obtener cuatro millones y medio de toneladas anuales de carbón, casi un millón más de las producidas en 1979.
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