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Estudiantes beréberes toman la Universidad de Argel

Los estudiantes beréberes de Argel han ocupado las facultades de Letras y Economía desde las dos de la tarde (hora local) de ayer protagonizan una sentada en la terraza, entonando lemas que, en la Argelia socialista actual, son inimaginables: ¡Por un verdadero socialismo! ¡Argel es Santiago! ¡El pueblo con los estudiantes! ¡Viva la huelga general!

Puños en alto, los huelguistas piden a los miles de transeúntes que circulan por el centro de la ciudad y se agolpan en la acera, ante el insólito espectáculo, que participen en la manifestación. Importantes efectivos de la policía se hallan estacionados en la entrada de las facultades y obligan a los transeúntes a circular. Entre los manifestantes, casi todos ellos jóvenes, de quince a veinticinco años, hay algunas muchachas.Cada vez que un autobús de la policía pasa por la calle, los estudiantes profieren gritos y lanzan piedras o periódicos. Por el contrario, el paso accidental de un vehículo del Ejército es acogido con aplausos y gritos de Pueblo y ejército unidos.

La violencia con que fue reprimida la manifestación de estudiantes beréberes de la región de Kabilia, con más de una docena de heridos, según los manifestantes, ha generado una insólita reacción de solidaridad en la Universidad de Argel.

El conflicto iniciado por los estudiantes de la Universidad de Tizi-Uzu, capital de la región de Kabilia, en la que persiste un fuerte sentimiento nacionalista, ha degenerado a ojos vista, tal vez por la inmadurez con que se comportaron el lunes, algunos de los miembros del orden, que no vacilaron en aporrear con exagerada contundencia a los manifestantes al desfile convocado por un supuesto Comité de Defensa de la cultura beréber.

Los estudiantes beréberes critican la «opresión» de los árabes y exigen que el idioma de su región sea considerado como la segunda lengua oficial de Argelia. Los estudiantes gritaban ayer hasta enronquecer que en Argelia, según ellos, los kabiles están «sojuzgados» por los árabes y son de facto una nacionalidad de «segunda categoría».

El Gobierno, tal vez alarmado por las proporciones que ha tomado la manifestación, se muestra decidido a adoptar métodos violentos para reprimir la acción de los estudiantes; pero, al actuar de esta forma, el riesgo que hace correr, en cuanto al clima de tensión en que vive la universidad, es harto grave en la medida en que la población de Argel empieza visiblemente a interesarse en un problema que aquí se estima marginal y manipulado por fuerzas contrarias a la revolución argelina. En una primera reacción a tal situación, la agencia oficial de prensa argelina recordaba que la manifestación en Argel había sido sincronizada con otra que tuvo lugar ante la embajada argelina en París «por elementos extraños y heteróclitos».

La agencia argelina subrayaba que la política cultural definida por la Carta Nacional, el documento programático de la sociedad argelina, toma en consideración todos los aspectos fundamentales para la edificación de «una cultura nacional sana» en la que se inserta el patrimonio cultural beréber.

En último término, la agencia acusaba a los que pretenden maniobrar para «crear división entre los argelinos» y servir de esta forma «al neocolonialismo».

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