El Gobierno conservador británico presenta un presupuesto moderado
El canciller del Exchequer, sir Geoffrey Howe, presentó ayer los presupuestos generales del Estado, que, en un primer análisis, han resultado mucho más moderados de lo previsto y que, según indican las primeras reacciones, han tenido la virtud de desagradar tanto a los sindicatos como a la gran industria.
La ceremonia de presentación del budget (presupuesto) fue seguida, como es habitual en Gran Bretaña, por toda la población con un inusitado interés, tanto como un partido de la Copa de Europa en España. No hay que olvidar que la presentación de los presupuestos del Estado es calificada en el Reino Unido como «el acontecimiento político más importante del año en tiempos de paz».La Cámara de los Comunes registró una audiencia extraordinaria de público, y sus escaños y tribunas estaban atestados desde varias horas antes del comienzo del discurso del ministro de Hacienda, que comenzó su alocución a las 3.36 de la tarde, para terminar dos horas después.
El teatro con que se reviste la presentación del presupuesto en Gran Bretaña no tiene paralelo en ningún otro país del mundo. Por la mañana, el ministro de Hacienda da un largo paseo por el parque de San Jaime, cercano a su residencia del número 11 de Downing Street -la casa contigua a la residencia del primer ministro, en el número 10 de la misma calle-. En este caso, sir Geoffrey Howe cumplió el ritual del paseo, acompañado por su mujer, lady Howe, y su perro, un terrier curiosamente bautizado con el nombre de Budget.
Sir Geoffrey Howe no es precisamente Castelar, y su oratoria es monótona y aburrida. De ahí que escoja «cansar» a la oposición en lugar de convencerla. En efecto, las protestas laboristas, estentóreas en los primeros momentos del discurso, fueron decayendo en intensidad a lo largo de las dos horas menos un minuto del discurso hasta convertirse al final en un murmullo. No así el entusiasmo conservador, que iba creciendo por momentos, aunque más por disciplina de partido que por convencimiento.
Reducción sector público
Porque el presupuesto es mucho más moderado de lo que se había previsto y no contiene, como podría esperarse, incentivos especiales para la gran industria ni cortes adicionales en los impuestos por trabajo personal, dos de los pilares de la filosofía del Gobierno de la señora Thatcher.Pero sería erróneo deducir de esa moderación que el Gobierno se aparta un ápice de su política monetaria a ultranza. No sólo no se aparta, sino que se reafirma en su convicción de que «la única forma de combatir la inflación es a través de un estricto control monetario». Control monetario que el Gobierno espera conseguir a través de una reducción en el crecimiento de la masa monetaria que no debe sobrepasar una banda de entre el 7% y el 11 %.
Para ello, y para compensar el déficit de 10.000 millones de libras (unos 1,5 billones de pesetas) entre lo que el Gobierno gasta y lo que ingresa, el Gobierno conservador se propone reducir en unos mil millones de libras el gasto público para el presente año fiscal, al tiempo que baja las necesidades crediticias del sector público a la cifra de 8.500 millones de libras (1,35 billones de pesetas).
El Gobierno entiende que con estas medidas podrá reducir la tasa mínima de descuento del Banco de Inglaterra, establecida ahora en un récord del 17%, lo que se debe traducir inmediatamente en una reactivación de la industria al abaratar el coste del dinero.
Naturalmente, para conseguir estos objetivos es necesaria una drástica reducción en gasto público, y por eso todos los capítulos del Estado menos la defensa, que se aumenta en un 3%, y las fuerzas de seguridad, en un 2,5%, sufren reducciones, y por encima de todo, los gastos de la seguridad social, que ascienden a la astronómica cifra de 20.000 millones de libras, equivalente a una cuarta parte del total del gasto público. Obras Públicas, Energía, Industria y Educación serán los departamentos más dañados por estos cortes.
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