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Kennedy se juega hoy su última baza en Nueva York

Las elecciones primarias de hoy en los Estados de Nueva York y Connecticut confirmarán, probablemente, la tendencia del electorado norteamericano favorable a Jimmy Carter y a Ronald Reagan, como candidatos respectivos, demócrata y republicano, a la elección presidencial de EEUU, prevista para el 4 de noviembre.El senador Edward Kennedy acortó sus distancias con el actual presidente Carter sobre todo entre el electorado de origen judío de la ciudad de Nueva York, que representa el tercio de los votantes. Sin embargo, las diferencias siguen siendo considerables, casi el doble, entre Carter y Kennedy.

Si Kennedy no gana en Nueva York, como todo deja prever, será su última oportunidad para invertir la tendencia entre un electorado que continuará criticando la política exterior de Carter, tanto por la situación de los rehenes de Teherán como por el boicot de los Juegos Olímpicos de Moscú y la crisis económica, pero que, a la hora de dar su voto, continúa prefiriendo Carter a Kennedy en el clan demócrata.

Ventaja de Reagan

Entre los republicanos, el ex gobernador de California Ronald Reagan distancia a sus rivales, Georges Bush y John Anderson. Incluso, a juzgar por una encuesta publicada ayer por el semanario Newsweek, Reagan cuenta con casi idénticas preferencias que Carter para ser elegido presidente de EEUU.«Los norteamericanos no votan por Carter, votan contra Kennedy», es el análisis de algunos comentaristas políticos al justificar la enorme ventaja de Carter sobre Kennedy en todas las elecciones primarias celebradas hasta ahora.

El domingo, en el Estado de Virginia, el actual presidente Jimmy. Carter demostró, una vez más, contar con las simpatías y el voto demócrata, cuando en las caucus (elecciones para compromisario) se llevó el 81 % de votos sobre el 12% para Kennedy. Si Kennedy no remonta la pendiente hoy en Nueva York puede despedirse de sus aspiraciones de convertirse en el próximo presidente de EEUU, a no ser que tenga la paciencia y la oportunidad de esperar cuatro años más y convertirse en el candidato preferido de los demócratas en 1984..., si para entonces han olvidado sus dudas sobre Chappaquidick.

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