La par fue perdida y recuperada
Terminó esta breve semana bursátil, sólo tres reuniones en Madrid y Bilbao y dos en Barcelona, con tan poco estilo como se inició. Los tópicos usuales de atonía, falta de ganas, inhibición de los operadores, escaso negocio, etcétera, son perfectamente aplicables al ciclo que comentamos.Los índices de movilidad de los precios de la abrumadora mayoría de los valores contratados, experimentaron varlaciones mínimas, que eran más producto de la acción de mentores y especialistas que de la concurrencia de órdenes de signo encontrado al parqué.
Hasta los bancos perdieron buena parte de su protagonismo, pues sus evoluciones eran cantadas por los asistentes antes de iniciarse la negociación, con escasísimos márgenes de error. Los dos primeros días perdían a razón de un punto por cabeza, tomando el 40% de lo que les ofertaban, mientras el viernes, donde estaba claro que su aportación iba a ser necesaria para que el índice general recuperase la par, se mantuvieron firmes en sus precios anteriores, teniendo que realizar para ello un esfuerzo ridículo, pues los excedentes de papel para el conjunto de los siete grandes no rebasaban los 50.000 títulos.
Las eléctricas continuaron siendo ese grupo de valores refugio, por su aceptable rentabilidad, cuyos precios apenas experimentan variaciones a diario, y cuyo interés va decayendo hasta quedar prácticamente asimilados a los corros de renta fija, donde es la relación precio-interés, en definitiva rentabilidad, quien determina el comportamiento de los flujos de oferta y demanda. Una única excepción, Hidroeléctrica del Cantábrico, que alcanzó el 71 %.
Los demás grupos apenas sí existieron. Dentro de las constructoras se aprecio un desplome en Urbis, incapaz de mantener los precios alcanzados una vez pasada la ¿euforia? que supuso el reconocimiento de la deuda del dividendo con cargo al ejercicio de 1978 que tiene contraída con sus accionistas.
Algo parecido le ocurría a Tubacex, entre las siderúrgicas, que tampoco era capaz de mantener el 30% alcanzado la semana anterior. Sin duda, la noticia del ciclo la supuso la comparecencia del Banco Urquijo en la subasta de letras del mercado madrileño. Hizo su presentación ofertando 18 efectos, que presentaban unas características desusadas hasta el momento en este «mercadillo». En concreto, los nominales fueron bastante más elevados de lo usual, e iban desde los 6.350.000 pesetas hasta los
10.675.000. Los plazos de vencimiento eran asimismo más dilatados de lo habitual, en concreto, había varias letras expedidas a dos y tres años. Negoció la totalidad de los presentado, con un descuento del 123,8%, y buena parte de los asistentes quedaron con la impresión de que la oferta había estado teledirigida desde antes de iniciarse las operaciones. Su incorporación produjo otra fuente adicional de interés, por la viva polémica que se desató en tomo al valor financiero del descuento practicado, y mientras fuentes próximas al banco señalaban que suponía un 17% holgado, empleando la fórmula del descuento comercial, numerosos habituales hablaban de que al realizarse estas operaciones por el procedimiento del «tirón», es decir, que se desembolsa el nominal de la letra menos el importe total del descuento practicado, la rentabilidad real se vería incrementada en casi dos puntos sobre el mencionado 17%.
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