Denuncia de una infiltración trotskista en el laborismo británico
El laborismo británico, que, según una reciente encuesta de opinión, aventaja en popularidad a los, conservadores en más de un 12%, ha vuelto a saltar al primer plano de la actualidad con la publicación de un informe sobre la infiltración trotkista en el partido y con una petición formulada por algunos diputados de su ala izquierda para establecer un diálogo con los partidos eurocomunistas europeos.El informe Underhill, cuya publicación ha sido costeada por su propio autor, lord Underhill, ex secretario de organización del partido, tras la negativa de la ejecutiva nacional laborista, dominada por la izquierda, a hacerlo público con cargo a los fondos comunes, constituye una exposición de las actividades del grupo trostkista Tendencia Militante, con el fin de infiltrar a sus miembros en las secciones locales y en los sindicatos.
La finalidad del grupo, según se desprende del documento fundacional de su publicación, Militant, consiste «en infiltrarse a todos los niveles en el Partido Laborista y en el movimiento sindical británico para convertirlos en un partido revolucionario de masas».
El informe de lord Underhill, afiliado al laborismo desde hace 46 años y secretario de organización hasta el pasado año, afirma que el grupo cuenta con unos 2.000 activistas con capacidad decisoria en unos sesenta partidos locales y que controlan totalmente la estructura de los «jóvenes socialistas» o rama juvenil del Labour Party. Para Underhill, la existencia de una organización a nivel nacional «con cuadros de mando, secciones regionales y locales y una imprenta y una publicación propias» constituye una flagrante violación de la propia constitución del Partido Laborista, que prohíbe la existencia «de un partido dentro del partido».
Underhill ha afirmado que utilizará las cantidades que recaude en entrevistas y conferencias para imprimir el informe y enviarlo a todas las secciones del partido y a los sindicatos, «con el fin de que estén alerta de las actividades de este grupo, que daña las posibilidades electorales del Partido Laborista».
Pero, en la mejor tradición británica, Underhill se declara contrario «a la caza de brujas o a la expulsión de estas personas del partido». Su propuesta consiste en traer a los disidentes al buen camino «por medio de la discusión».
El veterano laborista, convertido en par del reino por el entonces primer ministro James Callaghan el pasado año, no se opone a que «los marxistas pertenezcan al partido, siempre que acepten una sociedad democrática y pluralista y respeten el principio de la democracia parlamentaria», pero añade que «los principios mantenidos por los miembros de la Tendencia Militante constituyen un handicap electoral para el laborismo».
El dedo en la llaga
Quizá sea Callaghan quien haya puesto el dedo en la llaga sobre la verdadera importancia de este grupo cuando hace meses declaró: «La llamada Tendencia Militante producía unos textos tan aburridos que producían tedio en lugar de afiliaciones.»En la panorámica laborista hay que señalar la presentación de un documento esta semana titulado El dilema del eurocomunismo, en el que un grupo de diputados de la izquierda laborista, encabezados por Eric Heffer, aboga por la iniciación de un diálogo con los eurocomunistas, «siempre que se declaren totalmente democráticos y acepten la idea de una prensa libre, así como de instituciones libres».
En la presentación del panfleto, Heffer manifestó que «la crisis del capitalismo era demasiado profunda para ser abordada por un solo país», por lo que era necesario que «las soluciones fueran aportadas por todas las fuerzas socialistas de Europa».
En este contexto, añadió Heffer, es difícil negar un puesto a los partidos comunistas de Francia, Italia y España, aunque para el diputado laborista los comunistas españoles e italianos siguen «una política más derechista que la del Partido Laborista británico», Heffer dixit, aunque no explicó por qué.
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