La agresión de un taxista
El pasado día 6 de marzo me ocurrió un hecho verdaderamente insólito. A las 20.45 horas bajaba con mi coche por la calle de Alcalá y me vi obligado a parar en el segundo carril de la derecha, al detenerse la circulación.En ese momento, un taxi se colocó entre mi carril y el primero, que ocupaba otro coche. Al abrirse de nuevo el semáforo, el mencionado taxi empezó a invadir mi carril, por lo que, tras advertirle con el claxon de mi automóvil, opté por realizar varias señales luminosas, con el fin de que dejase de cerrarme el paso.
Fue entonces cuando, de forma totalmente irracional, el taxi empezó a colisionar repetidas veces con mi coche, intentando sacarme de mi carril. Ante esta reacción, que me parece bastante esquizofrénica, realicé varias señales acústicas y luminosas, ante lo que el conductor del taxi se colocó delante de mí y frenó en seco, sin duda con la intención de que, dado lo imprevisto de su acción, se produjese el golpe trasero y poder, de esta forma, culparme (le lo sucedido. Seguidamente, su. conductor se acercó a la acera y paró. Yo me bajé de mi coche y me acerqué al taxi con el fin de pedir una explicación, pero cuál no sería mi sorpresa cuando, al abrir la puerta de dicho taxi, su conductor me recibió amigablemente con dos puñetazos en la cara, con rotura, lógicamente, de las gafas que llevaba puestas.
«Y gracias a que no llevo encima un destornilladora mano, que si no, te clavo aquí mismo», fue la única disculpa que pude sacar de mi agresor... Aunque no quedó aquí la cosa, pues desde que él era «más chulo que nadie», hasta que yo estaba borracho y que, puesto que él vivía solo, debía dejarle paso, las incongruencias e insultos de este «caballero» fueron increíbles.
Ante estos hechos, cabe preguntarse si no sería conveniente la realización de algún tipo de pruebas psicológicas a los conductores de cualquier tipo de servicio público. Pero unas auténticas pruebas, y no las psicotécnicas que se llevan a cabo para obtener el carné de conducir de la clase C., exigido a los taxistas.
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