El Gobierno italiano bloquea temporalmente el acuerdo entre Alfa Romeo y Nissan

El Gobierno italiano decidió ayer bloquear, en espera de un informe técnico de una comisión formada ex profeso, el acuerdo entre la empresa estatal italiana Alfa Romeo y la japonesa Nissan, fabricante de los automóviles Datsun. El acuerdo, al que se opone tenazmente la industria privada FIAT, preveía la fabricación de 60.000 unidades de un automóvil Datsun, con motor Alfa Romeo, en el sur de Italia.

La empresa FIAT se ha opuesto desde el primer momento, alegando que se trata de una «desgracia, no sólo para la industria automovilística italiana, sino para toda Europa», ya que los japoneses son un competidor muy fuerte y difícil de controlar; pero el Gobierno y los sindicatos no quieren dramatizar el miedo de FIAT y más bien han estado siempre de acuerdo con la decisión de Alfa Romeo de crear una sociedad conjunta con Nissan, la cual está dispuesta a abrir una fábrica en el sur de Italia, mientras toda la política de la FIAT ha sido más bien de concentrar la producción en el norte del país.La Finmeccanica, la financiera estatal, acusó ayer a FIAT de «mentirosa», porque, al parecer, los sindicatos nunca fueron advertidos que Agnelli, presidente de FIAT, estaba dispuesto a construir un coche conjunto con Alfa Romeo como desean hacerlo los japoneses. La FIAT se ha defendido diciendo que se trataba de una cláusula «secreta» y que por eso no la había hecho pública.

Los sindicatos de Alfa Romeo afirman que el problema de esta empresa estatal es que necesita aprovechar sus instalaciones para producir 60.000 coches más al año, pasando de 120.000 a 180.000. Esto se va a realizar con Nissan, que construirá en el sur de Italia un coche ya existente, pero con motores Alfa Romeo. De los 60.000 coches nuevos, la mitad serán vendidos en Italia y la mitad fuera, en Europa y en América, donde Nissan tiene una gran red de distribución.

El ministro de Industria, Lombardini, que se había manifestado siempre a favor del acuerdo Alfa-Nissan, ha quedado en minoría dentro del Gobierno, el cual decidió ayer bloquear el acuerdo hasta que la comisión técnica no dé un veredicto completo. Los observadores han puesto en seguida de manifiesto que la voz de alarma de la familia Agnelli ha atemorizado al Gobierno. Se afirma también que a favor del acuerdo hoy están en realidad sólo comunistas, socialistas y republicanos.

Los observadores no acaban de entender qué es lo que de verdad está pasando entre Fiat y Alfa Romeo. No parece creíble que FIAT, que tiene una producción conjunta de dos millones de automóviles, no pueda llegar a un acuerdo con Alfa para construir y colocar en el mercado extranjero 60.000 coches más.

En realidad, parece ser que FIAT está haciendo todo lo posible, más que para llegar a un acuerdo con Alfa, para evitar que los japoneses entren en Italia. Temen que el prestigio mundial de los motores Alfa Romeo pueda dar un buen empujón a la empresa Nissan que, como todas las japonesas, no brillan precisamente por la calidad y la fama de sus motores. Piensa FIAT que si los japoneses llegaran a poner un pie en Italia acabarán paseándose por toda Europa.

Sin embargo, los sindicatos responden a Agnelli que todo esto es falso, porque, en realidad, los japoneses en Europa pueden entrar mejor a través de Irlanda o de España; que el acuerdo con Alfa es muy restrictivo y controlado por el Gobierno y que FIAT no debe descargar sobre este asunto sus problemas internos. Se lo ha dicho el secretario general del gran sindicato democristiano (CISL), Pierre Carniti: «Alfa Romeo no es una sucursal de FIAT, que haría muy bien en no olvidarse de sus problemas de organización y gestión, que constituyen la base de sus dificultades.»

Mientras, el Gobierno ha tomado la decisión de bloquear por el momento el acuerdo de Alfa con los japoneses, respondiendo así a las críticas que le hacían algunas fuerzas políticas de la izquierda. Merzagora, ex vicepresidente de Alfa, se ha puesto de la parte de Agnelli, afirmando que «el acuerdo Alfa-Nissan, desde la perspectiva europea, está a mitad entre la locura y el cretinismo», y acusa al Gobierno afirmando que «es absurdo que FIAT, con los graves problemas que tiene, tenga que cargar sola, en una combinación industrial mixta, con el costo de la operación de salvamento de una sociedad estatal.