Las mujeres reprochan a Waldheim la discriminación que padecen en la ONU
Si la discriminación a que se ve sometida la mujer en todas las instituciones del mundo debiera tener un marco simbólico éste sería el de la Organización de las Naciones Unidas, que en su burocracia y en su composición diplomática y política es un reducto brillante y pomposo del poder del hombre.
Para combatir el machismo inherente a la organización internacional, las mujeres que habitan las oficinas de la ONU han iniciado una batalla en la que quieren contar con un aliado importante del sexo opuesto: Kurt Waldheim, secretario general de la entidad.La alianza acaba de ser firmada, simbólicamente, tras la celebración del reciente Día de la Mujer Trabajadora. Con ese motivo, el señor Waldheim tuvo que responder a una pregunta esquinada: «Señor Waldheim, ¿cuándo se va a permitir la promoción de las mujeres en el secretariado de la organización mundial?»
Como ha demostrado a lo largo de su tratamiento personal de la crisis de Irán, Kurt Waldheim es un hombre paciente, que se toma mucho tiempo para las respuestas efectivas. En esta fecha todavía no ha satisfecho la inquietud de las mujeres. La suya ha sido una contestación histórica, propia de Job. Para él hay un problema original que hay que resolver, y es el que plantea el prejuicio acerca de lo que las mujeres son capaces y no son capaces de hacer. Este gentleman de la diplomacia internacional opinó así: «Nos enfrentamos a una situación en que la discriminación contra las mujeres ha existido desde hace siglos.»
El señor Waldheim no pudo evitar que las mujeres de la ONU esbozaran una sonrisa misericorde cuando aventuró lo que para él debía ser la primera piedra de una cadena de soluciones a la discriminación existente. Piensa nombrar, por lo menos, una mujer, «o dos», dijo, con el rango de subsecretaria.
Lucille Mair, secretaria general de la Conferencia para la Década de la Mujer en las Naciones Unidas, afirmó que lo que había dicho Kurt Waldheim sobre la escasez de mujeres calificadas para los países en desarrollo «es una excusa. Hay mujeres calificadas en todos los países».
Las mujeres de la ONU no quieren poder por el mero hecho de tenerlo, aunque el poder que persigan parezca en principio muy burocrático. Lo que tratan de desafiar es una actitud vieja como el mundo. «Se supone que una mujer no puede hacer determinados trabajos, y estas suposiciones son, en parte, las razones por las cuales las mujeres son marginadas», ha dicho Lucille
Las actividades a favor de la promoción de la mujer en la ONU comenzaron a ponerse en marcha en 1971, cuando fue creado en el seno de la organización el Grupo Pro Iguales Derechos, cuyos integrantes opinaban que el favoritismo hacia el hombre era contrario a lo estipulado en la Carta de las Naciones Unidas.
El artículo 8 de la citada Carta dice, en efecto, que la ONU no de be poner obstáculo a la elegibilidad de hombres y mujeres para participar en cualquier categoría bajo condiciones de igualdad en sus órganos principales y subsidiarios. A pesar de esta norma, la gran mayoría de las mujeres que trabajan en la ONU ocupan puestos de servicio, en tanto que la mayoría de los varones tienen cargos profesionales. El porcentaje total en el seno del secretariado de la organización es del 22,1 %.
En puestos adjudicados sobre la base de distribución geográfica, sólo el 18,6% son mujeres, y el incremento porcentual en los dos años últimos ha sido sólo entre 6% y 8% anual. Si se mantiene ese promedio será necesario que pasen 48 años para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres en el secretariado de la ONU.
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