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Cinco de los siete concejales de Talamanca dimiten por los métodos caciquiles del alcalde

Cinco de los siete concejales que forman la Corporación de Talamanca del Jarama han presentado su dimisión, conscientes de la inutilidad de sus esfuerzos para poder cumplir el punto más importante de su programa electoral: ofrecer a sus convecinos «las cuentas municipales claras». Se da el caso de que tres de los cinco dimisionarios forman parte de la misma lista que el alcalde, Paulino Vázquez, a quien acusan de prácticas caciquiles y de considerar el Ayuntamiento como una especie de feudo.

El señor Vázquez llegó a la alcaldía de un modo peculiar en esta nueva etapa de corporaciones democráticas. Ya había sido alcalde de Talamanca del Jarama en los años anteriores a las elecciones del 3 de abril del año pasado y nunca se distinguió por su talante democrático. Al conocerse el calendario de las elecciones, un grupo numeroso de vecinos, todos ellos trabajadores en diversos oficios, decidieron formar una candidatura independiente. Su programa era muy básico y fácilmente entendible por sus convecinos: asegurar la transparencia municipal, conocer y hacer público el patrimonio del Ayuntamiento y permitir una amplia participación, de forma que las decisiones que afectaran al pueblo se tomasen contando con la opinión de todos. En un pueblo de poco más de mil habitantes, donde la mayoría se conoce de toda la vida y cuyos problemas son básicos, y por lo mismo simples, a la hora de saber qué es lo mejor para el interés común esta forma de participación no necesita de complicados mecanismos.El problema surgió cuando los integrantes de la candidatura, Agrupación Independiente de Talamanca, tuvieron que elegir al cabeza de lista, el que iba a ser alcalde. Nadie quería serlo, en base a una cierta subvaloración personal. Como explicaba uno de los habitantes «nuevos» de Talamanca, entre la población de localidades rurales subsiste una actitud de temor reverencial hacia la autoridad, y parece como si para ser alcalde de un pequeño pueblo no bastara con ser honrado, sino que hubiera que ser además ingeniero agrónomo, licenciado en derecho o algo así.

El caso es que los miembros de la candidatura terminaron por ofrecer la cabecera de lista al ex alcalde, señor Vázquez, quien se encontró en bandeja la oportunidad de serlo de nuevo, esta vez investido de todas las bendiciones de la democracia. Previamente, el señor Vázquez prometió abandonar sus prácticas pasadas y asumir el nuevo ideario democrático. Apenas un año más tarde, los concejales de la candidatura independiente en cuestión reconocen que el alcalde les ha engañado.

Cerrado el paso a los documentos

No todos cayeron en el engaño. Visto que el cabeza de lista iba a ser Paulino Vázquez, parte de los promotores abandonaron el grupo y formaron una segunda candidatura, denominada Grupo Progresista de Talamanca, unidos ahora a los anteriores en su lucha por obligar a dimitir al alcalde, lucha que por ahora no parece que tenga demasiadas posibilidades de éxito.Las elecciones arrojaron el resultado de cuatro concejales para la Agrupación, dos para el Grupo Progresista y uno de Coalición Democrática. El nuevo alcalde demostró muy pronto su concepción de lo que es un equipo municipal. Incluso a los concejales de su mismo grupo les ha negado la utilización de locales del Ayuntamiento para sus reuniones, o les ha exigido requisitos desmesurados, como conocer el motivo de la reunión, presentar cinco carnés de identidad, pedir permiso primero a la Guardia Civil. Pasados once meses, los cinco concejales dimisionarios aún no conocen las partidas del presupuesto municipal, el secretario les niega la documentación de los asuntos a tratar en pleno, las votaciones no sirven para nada -si sirvieran, no habría problemas, puesto que son mayoría absoluta-, y durante los cinco primeros meses ni siquiera los acuerdos de.pleno se pasaban a las actas oficiales.

Estas arbitrariedades han originado la sospecha de los concejales de que en el pueblo se realizan acciones especulativas irregulares, pero no se les permite el acceso a los documentos que podrían demostrarlo. En cualquier caso, y por citar un ejemplo, consiguieron ver el contrato suscrito entre el Ayuntamiento y una empresa que tiene la concesión de explotación de las graveras municipales del Jarama, contrato en el que no se fija fecha de caducidad, e incluso las cifras de las condiciones económicas han sido borradas, mediante raspaduras, y sustituidas por otras. Tampoco se conocen las normas por las que se rige el alcalde para dar licencia de obras a determinadas construcciones y negárselas a otras. Una nueva plaza de toros, construida en la carretera de Torrelaguna, a tres kilómetros de Talamanca, se terminó sin licencia de ningún tipo. Los concejales denunciaron el hecho (lo que sólo sirvió para que las obras se aceleraran) y la nota oficial de paralización tuvo que ser firmada por el teniente de alcalde, por ausencia del alcalde, aunque éste, según afirmaron sus antiguos compañeros, sí estaba en el Ayuntamiento.

Algunos de los concejales consultados mostraron su pesimismo para encontrar salida a esta situación. El alcalde no se presentó en lista de partido, sino de independientes, por lo que quien puede removerle de su cargo es sólo la junta electoral de zona. Sucede que las denuncias ante la junta sólo pueden ser presentadas por el representante de la candidatura, que es precisamente el señor Vázquez.

El único camino que teóricamente queda abierto es presentar requerimientos ante el Gobierno Civil por supuestas infracciones a la Ley de Régimen Local. Así se ha hecho en varias ocasiones, pero ni los escritos ni las visitas personales al secretario general del Gobierno Civil -aún no han conseguido hablar con el señor Rosón en persona- han tenido contestación por ahora, a pesar de que el primer escrito de denuncia se entregó en septiembre del año anterior. Una visita de inspección anunciada por el Gobierno Civil para los primeros días de enero fue anulada a última hora.

Así las cosas, el Ayuntamiento de Talamanca no existe. Está formado sólo por el alcalde y el concejal de Coalición Democrática. El puesto de los dimisionarios tendrá que ser ocupado por los siguientes de sus candidaturas.

Por su parte, el señor Vázquez no pudo ser localizado por este periódico (vive en Madrid y se acerca la mayoría de los días por Talamanca), pero en declaraciones efectuadas a otros medios informativos y a vecinos del pueblo niega rotundamente todo lo relatado hasta aquí por los concejales y argumenta que el problema se limita a una falta de colaboración de éstos.

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