_
_
_
_

El caviar de Irán sigue llegando puntualmente a París

Donde más sorprendieron las declaraciones del ministro de Cultura, Ricardo de la Cierva, sobre su afición al caviar y a tomarlo allí donde se expende de modo más exquisito, fue en la Maison du Caviar de París, donde el historiador dijo recientemente en EL PAIS SEMANAL que celebraba las noticias más importantes y donde, por otra parte, sigue llegando puntualmente el caviar de Irán. Las declaraciones del ministro causaron cierta controversia entre los lectores, que se han dirigido a aquel suplemento extrañándose de los hábitos suculentos del titular del departamento de Cultura. Como para tranquilizar a esos lectores, los que trabajan en la citada casa del caviar han declarado en París que no han visto nunca por allí a Ricardo de la Cierva.

Otro hecho importante para el futuro de las celebraciones del ministro español es que, a pesar de los vaivenes de la revolución islámica, el caviar iraní sigue llegando puntualmente, y la casa, al contrario de lo que se temía, no ha cerrado ni un día.Víctor Alvarez, nacido en Carracedelo, provincia de León Bierzo bajo más propiamente, hace cinco años ya que ejerce responsabilidades en la Maison du Caviar, célebre desde hace veinte años que existe, porque expende los productos más exquisitos y más caros, procedentes del mar Caspio, pero que ahora ha saltado al estrado de la actualidad porque es aquí donde el ministro de Cultura, Ricardo de la Cierva, y su mujer, se «ponen morados de caviar» cuando tienen que celebrar una noticia importante.

Víctor, desde que trajina en esta maison, ubicada a unos cuantos pasos de la embajada española y a otros tantos de los Campos Elíseos, no ha visto nunca al señor ministroponerse morado, y, según dice Víctor, él conoce a muchos diplomáticos españoles aficionados al caviar que visitan la maison. Eso sí, «quizá ha venido de incógnito », conviene el de Carracedelo. Víctor y otro compañero suyo asturiano, Arturo, afincado laboralmente en la misma maison, añaden que no llegaron a verlo ellos mismos, pero que el rey de España, don Juan Carlos de Borbón, en sus tiempos de príncipe, también cedía a la tentación del caviar de la maison. Y afirman que todos los buenos paladares españoles respaldados por bolsas significativas visitan el templo turístico gastronómico del señor ministro de Cultura.

En cualquier caso, el buen gusto del ministro está a salvo respecto al ghota de toda la gama de celebridades: los príncipes árabes y demás magnates de los petrodólares, los diplomáticos y políticos en candelero (Víctor dice que la maison, como los bancos, no facilita confidencias), los Jean Paul Belmondo, Lino Ventura, Jane Fonda y demás astros del firmamento fílmico hacen cola (no se reservan mesas). cada vez que desean ponerse morados a razón de 5.780 pesetas los cien gramos de beluga, 4.080 pesetas el mismo peso de oscietre y 3.230 pesetas el sevruga, los tres caviares más finolis procedentes de todos los parajes caspianos de la revolución islámica, que por ahora no ha afectado en nada a todo el que desee «ponerse morado» en esta maison, propiedad de un francés, y que, por pura casualidad sin duda, es vecina, en la misma calle de Quentin Bauchart, de otra maison que se llama La Casa de España.

Una docena de estos emigrantes que frecuentan La Casa de España fueron interrogados por EL PAÍS: diez de ellos no sabían quién era el responsable de la Cultura, once no habían probado nunca el caviar y ninguno sabía que, a pocos metros de su casa cultural, existe la más fina maison parisiense de caviar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_