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Los trabajadores de los bares de Barajas,dispuestos a organizarse en cooperativa

Los servicios hosteleros del aeropuerto de Barajas permanecen paralizados desde el último viernes, a consecuencia de la huelga indefinida que mantiene la plantilla y al cierre patronal decretado por la empresa el pasado lunes. En el fondo del conflicto se encuentra la intención de la sociedad de presentar un expediente de regulación de empleo, que afectaría a sesenta de los 580 trabajadores, y a la disposición e intención de éstos de formar una cooperativa similar a la que funciona en el aeropuerto de Son San Juan, Mallorca, desde hace dos años.

La raíz del conflicto del servicio hostelero de Barajas se remonta a mediados del mes de enero, en que la empresa concibió un proyecto de expediente de regulación de empleo. La sociedad Hotel Alameda, concesionaria de la explotación del aeropuerto, perdió durante el último ejercicio 45 millones de pesetas, con un volumen de ventas próximo a los 650 millones de pesetas, según fuentes de la dirección. Ante el importe mensual de las nóminas de la plantilla, veinticuatro millones, y el canon anual de doce millones que la empresa abona a la Subsecretaría de Aviación Civil por la concesión de los servicios hosteleros, la gerencia entendió la necesidad de prescindir de sesenta de los 580 trabajadores de la plantilla.Las causas de esta situación, según la dirección de la sociedad, están en la actual disminución del tráfico aéreo, con su consiguiente merma de ventas. Descenso provocado por los incrementos sucesivos de las tarifas aéreas para tráfico nacional e internacional.

Frente a la posibilidad del expediente de crisis, los trabajadores otorgaron hace un mes al comité de empresa -compuesto por dos candidatos independientes, cuatro de UGT y once de Comisiones Obreras- todo tipo de facultades para estudiar la formación de una cooperativa similar a la del aeropuerto de Son San Juan, en Mallorca. La cooperativa, según el comité de empresa, «defendería cada uno de nuestros puestos de trabajo», además de mantener los sueldos en su actual nivel adquisitivo, «no elevar los precios, mejorar la calidad de los servicios y productos que se sirven» en las cafeterías y restaurantes del aeropuerto.

A esta disposición de formar una cooperativa sucedió un tiempo «tenso» entre las partes. La huelga de repartidores de butano iniciada el pasado día 9 fue la mecha que hizo saltar el conflicto. La empresa encargó al servicio técnico -«como otras veces», según la dirección- recoger suministro de butano, ante lo que se obtuvo una negativa del jefe de aquel servicio, que alegó problemas de seguridad. Dos días después se planteó la misma situación y se recogió la misma respuesta. La empresa decidió entonces suspender quince días de empleo y sueldo al jefe del servicio técnico -miembro del comité de empresa- y despedir a otros tres operarios.

Ante estos hechos, el comité de empresa informó el pasado viernes a la dirección que la plantilla hacía huelga inmediata si no se readmitía a los despedidos. Las conversaciones posteriores al comienzo del paro no fructificaron, y el domingo se procedió al despido general del comité de empresa. El lunes por la mañana, ante el cariz que tomaba el conflicto, «decidimos cerrar los locales», comentó un portavoz de la empresa a este diario.

El fondo de la huelga de la plantilla -huelga sin petición legal y sin preaviso- es la disposición de los trabajadores a organizarse en cooperativa ante la eventualidad de que la actual empresa concesionaria, Hotel Alameda, rescinda el contrato de concesión con la Subsecretaría de Aviación Civil y que aún tiene vigencia de cuatro anos.

La citada concesión, previo concurso, comprende la explotación de trece cafeterías, tres restaurantes y cuatro autoservicios en todo el complejo de las instalaciones del aeropuerto y centro urbano de Madrid.

La cooperativa del aeropuerto de Son San Juan funciona desde hace dos años, fecha en que 198 trabajadores se hicieron cargo de los servicios hosteleros de aquellas instalaciones. En la actualidad, trabajan 226 personas en plantilla, tienen una tabla salarial (para 1979) corta, que va desde las 38.000 pesetas para la mujer de la limpieza, hasta 50.000 para un jefe de camareros y se dedica un 10% de los excedentes netos a un fondo benéfico social.

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