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La reestructuración de las empresas Alvarez (grupo INI) supondrá la reducción de ochocientos puestos de trabajo

La dirección de las empresas Alvarez (grupo INI) intenta, desde hace varios meses, poner en marcha la fase definitiva de un plan de reestructuración, uno de cuyos aspectos contempla la reducción de ochocientos puestos de trabajo de la actual plantilla. La situación de las empresas Alvarez, encajadas al INI por el Gobierno en 1976, linda la quiebra, con unos niveles de pérdida de más de mil millones de pesetas anuales, para un colectivo de poco más de 3.000 trabajadores, repartidos entre sus plantas de Vigo y Santander.

Las empresas Alvarez están dedicadas a la producción y comercialización (entre ellas se incluye una cadena de tiendas a nivel nacional) de vajillas, cristalerías y menaje en general, en lozas, cristal y porcelanas, para usos domésticos e industriales (hostelería básicamente). Las sociedades integradas son: Manuel Alvarez (tiendas), grupo de empresas Alvarez, Porcelanas de Vigo e Ibero Tanagra, ubicadas las dos primeras en Vigo y esta última en Santander. Todas las sociedades eran propiedad de la familia viguesa que dio nombre a la empresa, pero las dificultades de rentabilidad y explotación propias de una estructura eminentemente familiar y escasamente profesionalizada determinaron una situación de práctica bancarrota, resuelta a última hora por el Gobierno, al encomendar al Instituto Nacional de Industria (INI) la toma de la propiedad de todas las empresas. Esta decisión, adoptada en noviembre de 1976, a instancias del entonces ministro de Industria, Carlos Pérez de Bricio, coincidió prácticamente con la nacionalización de los astilleros vigueses de Hijos de J. Barreras. Decisiones ambas adoptadas tras varías semanas de aguda tensión social en la ciudad gallega.La entrada de las empresas Alvarez en el sector público se produjo mediante una participación inicial de Sodiga (35%) y el INI (10%), que abonaron la simbólica cantidad de una peseta por acción a la familia Alvarez, pendientes de una auditoría de la situación real patrimonial de las empresas. Esta auditoría, cuyos resultados jamás se dieron a conocer, determinó un valor negativo para las acciones de las empresas Alvarez, según diversas fuentes consultadas. Posteriormente, tras varias reducciones y ampliaciones de capital, la participación del INI se ha incrementado hasta prácticamente el ciento por ciento en las sociedades.

Caos gerencial

Desde la entrada del grupo Alvarez en la órbita del Instituto Nacional de Industria, ha sido sustituida la mayor parte de la estructura gerencial, introduciendo en ella criterios de gestión empresarial, inéditos hasta entonces. Acto seguido, se produjo una reconversión de instalaciones, gama de productos, red comercial y una racionalización de los estamentos y métodos administrativos -ampliamente sobrecargados-, propiciando, en definitiva, una serie de medidas correctoras de la caótica situación en que había derivado la gestión de los propietarios privados. En esa vía, se inició incluso un proceso de exportación de tecnología, culminado con la firma de un acuerdo con México para el diseño de una planta productiva y el suministro de cromos (dibujos que se incorporan a las piezas producidas).La evolución de la cuenta de pérdidas y ganancias de las empresas Alvarez se ha caracterizado por una cierta contención en el volumen de pérdidas. En el año 1976, la facturación del grupo fue de 2.600 millones de pesetas, con unas pérdidas de 1.530 millones. En el pasado ejercicio de 1979, la cifra de ventas fue de 2.639 millones (mil millones menos de los previstos, como consecuencia de un bache en la demanda de cerámicas), y las pérdidas, de 1.328 millones de pesetas. Las cifras de endeudamiento de la sociedad, derivadas esencialmente de su progresiva descapitalización, eran ya en 1976 de 3.000 millones de pesetas, habiendo ascendido hasta los 6.500 millones en el pasado ejercicio.

Desde pocos meses después de la toma de participación en las empresas Alvarez, los directivos del INI y sus representantes ejecutivos en la sociedad iniciaron la elaboración de diversos estudios sobre la viabilidad del grupo. Finalmente, y tras varios supuestos de actuación, entre los que incluso se contemplaba el cierre total de las factorías, el consejo de administración del Instituto aprobó un plan de reestructuración propuesto por la dirección de las empresas. Este plan contempla básicamente el cierre de dos de las plantas de la sociedad en Vigo, la supresión de varios talleres y servicios auxiliares y una reorganización a fondo de los servicios administrativos y burocráticos, excesivamente sobrecargados en personal y costes. Asimismo, se contempla un reforzamiento de la línea comercial, continuidad en la renovación de la gama de productos y la entrada en producción de una línea de vidrio de plomo (de gran resistencia) que sustituya a las actuales cadenas de vidrio soplado (tradicional). Finalmente, el plan prevé actuaciones en materia de absentismo, enfermedad y cualificación profesional para mejorar los rendimientos productivos. Las previsiones de evolución de la sociedad, en el supuesto de aplicación del plan elaborado, contemplan un resultado negativo de explotación para este año, tendencia al equilibrio entre 1981 y 1982 y obtención de beneficios a partir de 1983.

La aplicación del plan de reestructuración supondrá también la reducción de cerca de ochocientos puestos de trabajo, de los poco más de 3.000 que integran actualmente la plantilla de las empresas Alvarez. Esta reducción sería -según pretende la dirección- negociada con el comité de empresa, estableciendo alternativas de excedencia primada o indemnizaciones que van de las 400.000 pesetas a 1,6 millones. Un grupo de unos 240 trabajadores se encuentra en una situación de larga enfermedad, que las autoridades sanitarias de Vigo se niegan a reconocer, por razones no explicadas. Estos trabajadores se encuentran ocupando actualmente puestos improductivos, según fuentes de la empresa. Otro grupo de trabajadores sería despedido en función de una penalización pactada con los propios representantes sindicales, a aplicar a los que practican altos grados de injustificado absentismo. Esta propuesta de la empresa es en cualquier caso rechazada firmemente por los trabajadores, que han protagonizado varias huelgas de protesta en las últimas semanas y presentaron el pasado lunes un proyecto de reestructuración alternativo, en el que rechazan cualquier reducción del empleo, aun coincidiendo con la filosofía general del proyecto elaborado por la dirección de la empresa.

Crisis sectorial

El sector de actividad en que se encuentran encuadradas las empresas Alvarez atraviesa en estos momentos por una importante crisis. El grupo Alvarez ocupa un lugar primordial en lo que a cuota de mercado se refiere (60% en loza y 35% en porcelana, a nivel nacional), afectado de las dificultades expuestas. Otra de las empresas punteras, Porcelana de Bidasoa (12% del sector), atraviesa también por importantes dificultades, amortiguadas por la acción de apoyo de su banco accionista, el Urquijo. Las restantes sociedades, Ponsa (10%), San Claudio (10%) y La Cartuja, se encuentran en situación más o menos comprometida, completando la radiografía global del sector.

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