Italia puede alcanzar este año una inflación del 40%
Italia ha experimentado el primer mes de 1980 un índice de inflación récord y alarmante: el 3,3%. Es la primera vez que esta cifra se registra al inicio de un nuevo año. Un¡camente se recuerda algo semejante en septiembre de 1974, en vísperas del período más negro de la inflación de este país, que alcanzó el 25%. El año 1979 terminó con más del 18%; pero había empezado en enero con un 1,9%, y no con un 3,3 %, como este año. Si la inflación media fuera la de enero pasado, el año en curso acabaría con una tasa de casi un 40%, que sería una cifra catastrófica.Los expertos afirman que Italia puede soportar sin dramatismos hasta un 21%, pero no más, porque, si fuera mucho mayor, con gran probabilidad no seCian respetados los pactos internacionales con Italia en materia monetaria.
Lo que ha hecho saltar la cifra récord de inflación en enero ha sido, según los observadores económicos, el aumento de la luz, del combustible, de la casa y, sobre todo, de la alimentación. Lo peor es que no se vislumbra la posibilidad de que los precios puedan disminuir, sobre todo debido a la debilidad de un Gobierno que no logra controlar la situación.
No hay que dramatizar
Los responsables del Gobierno afirman que no es necesario dramatizar la situación, ya que la lira se mantiene segura, mientras los especialistas y economistas aseguran que, si no se toman medidas drásticas, llegará el momento en el cual la situación alcanzará tasas similares a las de los países suramericanos.Por otra parte, mientras los ministros recuerdan que la inflación es un virus que ha atacado incluso a países muy industrializados, como Estados Unidos y Dinamarca, los expertos replican que en los demás países cuando la inflación toca los «dos dígitos» suena la campana de alarma, mientras aquí se prevé una inflación del 40% y se continúa afirmando que el país aún puede resistir.
Sucede que en Italia existe hoy lo que se llama «el partido de la inflación», que es muy fuerte,y que está apoyado por las empresas cargadas de deudas y las que trabajan exclusivamente para la exportación, que sacan ventajas de un empobrecimiento de la lira. Es este el partido, afirman muchos observadores, el que financia a no pocos políticos, que tendrían, sin embargo, el deber de defender el «gran partido de los trabajadores», que es el que paga el precio mayor de la inflación.
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