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Piñar y la seguridad

« La escena merecía un clásico que la versificase. Después de haber malhablado del embajador en Guatemala ante la Comisión del Congreso, el diputado Blas Piñar "miró al soslayo, requirió la espada, caló el chambergo, fuese,... y no hubo nada".La actitud del señor diputado no puede ser más chocante con los postulados nacionalistas de que blasona. Él, en vez de indignarse santamente al ver la patria atacada -eso, y no otra cosa, es en términos jurídicos la violación de una embajada-, le echa el muerto al embajador, acusándole con las mismas palabras que los guatemaltecos atacantes, de subversión previa y connivencia con los campesinos que ocuparon nuestra legación diplomática. O sea, que la extrema derecha de aquí hace causa común con la extrema derecha de allí, por encima de nacionalidades, banderas y patrias. Ilustrador.

, 9 defebrero

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