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El relevo en el mando de la división acorazada Brunete fue decidido hace dos meses

Fuentes de toda solvencia consultadas por EL PAÍS negaban ayer que exista la menor conexión entre el relevo del general Torres Rojas como general-jefe de la división acorazada Brunete y el arresto en Melilla del capitán Tormo Rico, circunstancias ambas relacionadas con una presunta intentona militar. El arresto del capitán Tormo se debe, al parecer, a unas afirmaciones suyas sobre un plan de golpe militar -juzgadas «fantasiosas» en fuentes políticas y castrenses-, mientras el relevo en la Brunete estaba decidido desde hacía dos meses, en base al criterio de poner al frente de este tipo de unidades a generales con posibilidades de ascender a teniente general, como es el caso del nuevo,jefe de la división.

Sobre las presuntas responsabilidades del capitán Tormo ante la jurisdicción castrense, se sabe que al regresar a Melilla tras unas vacaciones en Madrid, relató a sus compañeros de guarnición un novelesco plan militar intervencionista, consistente en la toma del palacio de la Moncloa por la brigada paracaidista acantonada en Alcalá de Henares y el control de Madrid por la división acorazada Brunete.Según estos planes, al parecer expuestos por el capitán Tormo, no se trataría de forzar el establecimiento de una dictadura, sino de hacer presión sobre el Rey para ilegalizar al Partido Comunista y llamar al teniente general Vega Rodríguez (actualmente en la situación B), para que formara Gobierno. Pese a lo descabellado e incoherente de los comentarios hechos públicos por el capitán Tormo, sus superiores decidieron informar por escrito de sus palabras, arrestarle y abrir el correspondiente procedimiento judicial.

Respecto al comandante González Cuevas, destinado en Melilla y también arrestado, se sabe que fue citado por el capitán Tormo en sus charlas de cuarto de banderas, pero no parece que su arresto guarde relación con los comentarios de su compañero, sino que se debe a otras presuntas faltas de servicio. El comandante González Cuevas fue uno de los oficiales legionarios apercibidos por el mando hace algunos meses, a raíz de una visita de Blas Piñar a la guarnición de Ceuta, en la que mantuvo reuniones no autorizadas militarmente con diversos jefes y oficiales allí destinados.

En cuanto al relevo del general Torres Rojas y su sustitución por el general Juste, las fuentes citadas indican que estaba decidido desde hace dos meses, dentro del cuadro general de combinaciones militares inspiradas en el criterio de nombrar para el mando de unidades a generales de división que por su edad y situación en el escalafón tengan posibilidades de ascender a teniente general. Este no era el caso del general Torres, y sí el del general Juste.

Bien es verdad que algunas actitudes del general Torres, sin llegar a ser constitutivas de insubordinación, causaban molestias a sus inmediatos superiores jerárquicos: así, sus palabras en la audiencia. concedida por el Rey a los mandos de la Brunete, sus maniobras con carros en la periferia de Madrid, el 18 de julio, sus antecedentes como jefe de la Brigada Paracaidista, en la que se destacó como jefe tolerante ante opiniones poco disciplinadas de sus subordinados, o su decisión de festejar orgánicamente, en la división acorazada, la jornada del 1 de noviembre (fiesta religiosa sacada del calendario laboral), por lo que fue apercibido por el mando militar.

No obstante, fuentes militares han destacado que se le considera «un buen profesional», respetado por sus tropas, y el relevo de puesto no se entiende como una sanción, sino darle un destino militar «más acorde con sus características personales y profesionales». Ese destino es el Gobierno militar de La Coruña y la Subinspección de Tropas de la Región.

Este cúmulo de datos explicaría que su destino en la división acorazada sólo haya durado siete meses. En cuanto a que haya sido relevado de dicho mando cuando disfrutaba de un permiso en Canarias, se sabe que el general Torres se ausentó de Madrid dando comunicación de sus vacaciones, como es preceptivo, al capitán general de la Primera Región Militar, y que el ministro de la Defensa firmó la orden de relevo desconociendo esta circunstancia. No obstante, al saberlo ausente de Madrid, y dos días antes de que la sustitución en el mando de la acorazada fuese hecha pública, el ministro de la Defensa informó telefónicamente al general Torres de su nuevo destino. No es por tanto correcto hablar de «cese fulminante» o precipitación alguna en los cambios de mando de la división acorazada, precisan fuentes oficiales.

Declaración del nuevo jefe de la acorazada

Por otra parte, el nuevo jefe de la división acorazada Brunete, general José Juste, hizo ayer unas declaraciones al diario La Nueva España, de Oviedo, cuya nota dominante es la constante invocación de la «legislación actual». Preguntado, por ejemplo, si se ha planteado cual sería el momento en que el Ejército tendría que intervenir de manera activa en cumplimiento de la Constitución para la defensa e integridad de la patria, respondió que «esos momentos ya están previstos en la legislación actual, en la que se especifica a quienes corresponde su determinación».

Su preocupación sobre el terrorismo, los problemas autonómicos, la crisis económica, el paro y el desarrollo constitucional es la misma «que la de cualquier otro ciudadano». Sobre la actitud del militar ante la política, afirma «que la legislación actual ya define con toda claridad el límite de la actividad en este campo para el militar profesional».

El ascenso a jefe de la división acorazada Brunete es para el general Juste «una gran satisfacción, tanto por tratarse de una gran unidad, entre las más distinguidas de nuestro Ejército, como por la confianza que con este nombramiento deposita en mí el mando».

Para sustituir a José Juste como gobernador militar de Asturias ha sido nombrado Fernando Soteras Casamayor, general que se encontraba en situación de disponible forzoso.

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