Enrique Tierno Galván,
que se recupera en su casa de una intervención quirúrgica en su ojo izquierdo, ve mejor las cosas del Ayuntamiento de Madrid, del que es alcalde, que las cosas del Estado. Al menos esto fue lo que dijo ayer en el curso de la conversación informal que se produjo cuando se le hacían fotografías en su domicilio. El edil socialista de Madrid sigue sin asistir a la Casa de la Villa, de la que tiene nostalgia, según insinúa en una carta que ayer envió a los informadores municipales que asistían al pleno municipal. El señor Tierno dice en su misiva, redactada con el estilo que es habitual en sus declaraciones verbales, que el doctor Domínguez, quien le intervino quirúrgicamente el pasado día 14 de enero, «me recomienda no cometer excesos y refrenar los naturales deseos de regresar cuanto antes a la Casa de la Villa. Por esta razón tendré que seguir manteniendo unos días más esta actividad limitada y prudente a la que estoy obligado». En cualquier caso, el viejo profesor, que tiene 62 años y una salud bastante fuerte, manifiesta que el mencionado médico «me ha indicado que la mejoría del ojo es grande y que m¡ recuperación se lleva a cabo con toda satisfacción». El señor Tierno tiene nostalgia de la Casa de la Villa, pero no debe tenerla de los plenos que allí se desarrollan, porque fue en uno de ellos, el del pasado día 11 de enero, cuando se agravó su afección ocular. Los concejales fumaban sin límites y, aunque el alcalde les indicó una y otra vez que se moderaran, fue tal el humo acumulado que al término de la sesión los ojos del presidente de la Corporación se resintieron de viejas heridas: el señor Tierno ya fue operado otra vez de la vista. Aquella tarde tuvo que ser recluido en una habitación oscura y tres días después sufría la operación.
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