Honestidad política
El editorial del día 10 de enero -"Azaña"- da, como en tantas Aras ocasiones, totalmente en el clavo. El segundo párrafo supone la clara exposición de uno de los mayores problemas nacionales: la ausencia de ética en los ámbitos de decisión de nuestra sociedad, herencia directa de toda dictadura, que está condicionando nuestra marcha y que va a impedirnos jugar el papel renovador que podríamos llevar a cabo, como potencia media y democrática, tanto en la moralmente exhausta Europa como en Iberoamérica, tan necesitada de la vía ejemplarizante que España debería suponer para ella.El faro de honestidad y desprendimiento -«no utilización de estructuras de poder como domicilio privado de ambiciones personales»- que fue Azaña en su tiempo se halla hoy personificado -lo de menos es república o monarquía en el rey don Juan Carlos. Evitemos el tener que lamentar, dentrode cuarenta o cincuenta años, «no haberle entendido».
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