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GALICIA

Sometidos a revisión varios tramos de la autopista del Atlántico

Por real decreto han sido paralizadas algunas obras de construcción de la autopista del Atlántico y determinadas las fechas de puesta en servicio de varios tramos de esta polémica vía de comunicación gallega. El tramo Pontevedra sur-Vigo entrará en servicio el día 31 de diciembre de este año, y el de La Barcala a La Coruña, un año más tarde.

Todas las obras restantes quedan suspendidas oficialmente hasta que se aprueben definitivamente los proyectos. Corresponden al tramo Santiago-Pontevedra y Vigo-frontera portuguesa, para los cuales la empresa concesionaria deberá aún presentar, antes del día 31 de diciembre, los estudios informativos de los trazados para que puedan ser sometidos a consulta pública y al asesoramiento de los organismos competentes antes de su aprobación definitiva por parte del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo.Una vez cumplido este trámite, la concesionaria dispondrá todavía de otro año más para presentar los proyectos de obra y el programa de realización y puesta en servicio, acompañados de los oportunos estudios técnicos, económicos y financieros.

Quiere decir todo esto que la autopista del Atlántico no estará terminada, por lo menos, hasta dentro de cinco años. De hecho, la realización de esta obra pública, en régimen de concesión privada, registra ya más de cuatro años de retraso y sólo tiene en servicio, por ahora, el tramo Santiago-La Barcala, que llega a ocho kilómetros de La Coruña.

La autopista del Atlántico ha sido una de las construcciones públicas más contestadas de Galicia en las últimas décadas. A la oposición de varios millares de pequeños propietarios de tierra y casas de labor que se vieron afectados por su construcción se unieron numerosos organismos y entidades profesionales o grupos políticos que consideraron siempre que Galicia no necesitaba una autopista de estas características. si no el acometimiento integral de un plan racional de comunicaciones por carretera y ferrocarril que estuviera verdaderamente adaptado a las necesidades reales del tráfico y a la configuración de las zonas a servir.

El proyecto ha sido denunciado en varias ocasiones como uno de los casos más característicos de la especulación privada en materia de autopistas. Y dio lugar a diversas manifestaciones e incluso a graves enfrentamientos entre los afectados y la fuerza pública con balance, de algunos heridos graves. El tramo de mayor conflictividad, el que va desde Pontevedra a Vigo, sufrió reiteradas suspensiones en razón de reclamaciones vecinales.

Incremento de los costes

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En virtud de los sucesivos problemas y aplazamientos que suscitó la construcción de esta obra, los costes previstos inicialmente para su realización total se ha visto varias veces incrementados en muchos millones de pesetas, hasta el punto de que se ha llegado a decir que la concesionaria pudo haber perdido ya su interés inicial en el proyecto total.Una de las opiniones más generalizadas es la de que la concesionaria no trató adecuadamente, en principio, el previsible problema social que se podía crear. Los técnicos y directivos de la empresa abusaron, en opinión de los afectados, de los derechos de los propietarios de las tierras. De hecho, la concesionaria se vio obligada varias veces a reconsiderar sus proyectos accediendo a construir muchos más pasos elevados o subterráneos de los que previó en principio y a pagar precios considerablemente más altos por las propiedades afectadas.

Sobre la conveniencia de poner en servicio público una obra como esta, se ha llegado a sustentar la opinión de que la mayor parte del tráfico gallego por carretera, aún en esta diagonal gallega, nace y muere dentro de la misma comarca o de la misma provincia por lo menos. La alternativa que ofrecieron entidades investigadoras como el Centro de Investigación y Estudios Sociales de Galicia (CIES) fue la construcción de dos brazos de autovía que bajaran desde La Coruña hasta Pontevedra, para luego continuar a Vigo y a la frontera de Tuy.

El problema real ahora es que, sin otras alternativas y sin autopista, las comunicaciones entre Santiago y Pontevedra y esta última ciudad y Vigo son cada día más difíciles. El recorrido, de poco más de treinta kilómetros entre Vigo y Pontevedra, por ejemplo, requiere una media de 55 minutos actualmente v se alarga a veces.

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