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Los protésicos dentales españoles exigen consideración profesional

Nuestro país exige, según reza un anuncio publicado en este periódico, el jueves pasado, que todos los españoles «consulten dos veces al año al dentista para control, pequeños cuidados y limpieza profunda de boca ... » Sin embargo, basta ver las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud para comprobar que, mientras en el resto de los países europeos la media de asistencia de un dentista corresponde a 2.500 habitantes, en España, es de un estomatólogo por cada 9.500 habitantes.« En estas circunstancias, un estamento social, el constituido por los protésicos dentales reivindica, desde hace años, su condición de profesión ante lo que, según ellos, se enfrenta el obstrucionismo de los dentistas. Un mismo trabajo que el de los dentistas, aseguran, no es reconocido por la legalidad vigente.

Desde hace muchos años, los protésicos dentales vienen luchando por ser reconocidos legalmente como tales. El 12 de mayo de 1976 aparecía, por primera vez, en el Boletín Oficial del Estado, el reconocimiento legal del mencionado estamento como futura profesión oficial. Una orden ministerial de Educación y Ciencia autorizaba al centro Juan Badal March para impartir enseñanzas con la categoría de segundo grado de formación profesional, con la clasificación homologada, rama sanitaria, especialidad, prótesis dental, con carácter experimental. En la actualidad, ya han salido dos promociones, con título firmado por el Ministerio de Educación y Ciencia.Según portavoces del citado estamento profesional, «es tópico decir que somos gente que nos forramos y ganamos dinero a montones. Y, la verdad desnuda es que con el producto de la venta de nuestras prótesis a los.médicos dentistas, no podemos mantenernos dentro de un mínimo vital. Nuestro trabajo está infravalorado y nos vemos obligados a invadir el campo clínico para poder subsistir dignamente, atendiendo directamente a la sociedad que lo necesita, lo que supone un trabajo intenso, acausa de la falta de la suficiente prevención y asistencia dental».

El 98% de los protésicos atienden directamente al público en mayor o menor grado y cubre un vacío asistencial. «Como hacemos dentaduras», aseguran, «y las sabemos hacer bien, exigimos nuestro reconocimiento profesional, encauzándolo dentro de la sanidad dental al nivel que nos corresponde, complementando estudios específicos para el mejor desarrollo científico de nuestras funciones.»

Todas las prótesis dentales que se hacen en España, en sus diversas especialidades, y toda la aparatología ortodóncica (corrección de la malformación dentaria), es confeccionada en los laboratorios de los protésicos dentales: por una parte, para atender las prescripciones y demanda de los medicos odonto-estomatólogos y, de manera más directa, en un porcentaje más elevado, atendiendo los casos de españoles económicamente débiles o de ciudadanos poco dispuestos a los honorarios de los dentistas. Está demostrado, según consideran los especialistas que los protésicos que atienden directamente al público, lo están haciendo al mismo nivel técnico y científico, «como mínimo», en palabras de los protésicos, que las clínicas dentales.

El día 8 de diciembre de 1978, una orden ministerial de Educación y Ciencia, «en virtud de los resultados de la experimentación realizada», creó oficialmente, con nivel de segundo grado de formación profesional, rama sanitaria, ocho nuevas especialidades, entre ellas, la de técnico especialista en prótesis dental, lo que suponía, formalmente, la creaci ón oficial de técnico especialista protésico dental. En el año 1977, con la nueva ley de Asociaciones, se crean asociaciones provinciales y regionales de laboratorios de prótesis dental. El objetivo era el pleno reconocimiento profesional, la creación de un colegio oficial, un cuadro de atribuciones y las homologaciones para los actuales protésicos.

«Los protésícos dentales, tanto de laboratorio como clínicos», declararon a EL PAÍS sus portavoces, «podemos y deseamos complementarnos con los médicos odonto-estomatólogos, sin falacias ni sofismas, cada cual en su parcela y a su justo nivel profesional y científico. Lo que no podemos aceptar es que nos quieran amarrar a la altura de auxiliares de laboratorio, y sin posibilidades de autodefensa y personalidad jurídica y corporativa... Aunque parezca un chiste, sin nuestro honrado, explotado, discriminado trabajo, muchísimos españoles no podrían corrier ni sonreir.»

Los protésicos dentales se preguntan, según sus portavoces, el porqué de la «sistemática oposición a que la profesión sea de una vez para siempre reconocida y reglamentada, mientras en todo el mundo están reconocidos como protésicos dentales, hasta el punto de ostentar en la actualidad la presidencia de la Conferencia Latinoamericana y la presidencia del Consejo Mundial de Protésicos Dentales, e incluso detentan el encargo de organizar en España el XI Congreso Latinoamericano y el II Congreso Mundial, en Barcelona, en abril de 1981. Mientras tanto, aquí, en nuestro país, se nos pone trabas a nuestra legalización ».

«Los protésicos dentales españoles», concluyen su declaración, «piensan que es preciso que el Gobierno y todos los partidos políticos mediten serenamente esta situación y les ayuden a reglamentarse y legalizarse.

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