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Los nacionalistas vascos se retiran del Parlamento

La incorporación de Navarra a Euskadi, detonante de la crisis peneuvista

Mientras que para Carlos Garaikoetxea el «pliego de agravios» presentado por su partido justifica con creces su decisión de abandonar el Parlamento español y de congelar la actividad del Consejo General Vasco (CGV), el secretario general de UCD del País Vasco, Jesús María Viana, era contundente al afirmar que, una vez más, el PNV renegaba de sus responsabilidades al elegir, de cara a las futuras elecciones al Parlamento vasco, el «trasnochado recur so de presentarse como víctimas, arrojando las culpas propias al Gobierno de Madrid».

Al mismo tiempo, el socialista Txiki Benegas matizaba su de todas formas severa condena de la decisión nacionalista. admitiendo que ,el partido del Gobierno sigue manteniendo una actitud recelosa y cicatera respecto a la transferencia de competencias a los entes autonómicos. Por su parte, Euskadiko Ezkerra elegía la cautela, expresando a la vez su comprensión y su alarma ante una actitud que, en todo caso, encuentra «poco seria para el partido mayoritario de Euskadi».El tema de Navarra -es decir, de la Interpretación a dar a los artículos del Estatuto que regulan la hipotética incorporación del viejo reino a la comunidad autónoma vasca- ha sido, una vez más, el desencadenante de la crisis. La acusación de «deslealtad» a los compromisos contraídos, lanzada por el PNV contra la UCD, ha resucitado, lógicamente, el tema de la existencia y alcance del posible pacto Suárez-Garaikoetxea, que hizo posible, a comienzos del verano, el consenso sobre el Estatuto vasco. Y así, mientras Viana niega rotundamente que exista pacto al guno paralelo a lo debatido en el Parlamento con luz y taquígrafos. Benegas recuerda haber asistido como testigo -en el seno de la Comisión Constitucional- a la ruptura de la disciplina de voto del diputado centrista Marco Tavar, negándose a votar en favor de la redacción acordada entre el PNV y UCD para el artículo 47.2 del Estatuto Vasco. cuya puesta-en cuestión por la recién aprobada ley de Modalidades de Referéndum ha sido el detonante de la crisis actual.

Cabe recordar al respecto que la interpretación del mencionado artículo, cuando todavía no había sido puesta en cuestión en el Parlamento la defendida por los nacionalistas. suscitó una polémica de prensa sobre la posibilidad o no de la incorporación de Navarra al Euskadi autonómico. en la que, frente al líder de Herri Batasuna, Iñaki Aldekoa se enfrentó el presidente del PNV, el navarro Carlos Garaikoetxea. Aldekoa sostenía que el Estatuto cerraba prácticamente la posibilidad de integración y el presidente del CGV sostenía lo contrario. Muy significativamente. el diario Egín, próximo a la izquierda abertzale. titulaba el miércoles pasado su información sobre el debate parlamentario en torno a las modalidades del referéndum con las siguientes palabras. destacadas en primera página: «Navarra, prácticamente desintegrada de Euskadi.»

La historia del PNV es, desde los tiempos de Sabino Arana, la historia de la permanente tensión entre una corriente «abstencionista» y una corriente «participacionista». Esa tensión acaba de manifestarse sonoramente en la crisis abierta en la organización de Vizcaya entre el sector Ormaza y el sector Arzallus. El conflicto no es, desde luego, ninguna novedad en la historia del nacionalismo vasco. Pero es la primera vez que, dentro del propio campo nacionalista, pero fuera del PNV, existe una fuerza de no escaso peso que basa su estrategia precisamente en el mantenimiento intransigente de la filosofía abstencionista respecto a las instituciones: Herri Batasuna. Tal vez ahí esté la otra clave de la decisión.

Por lo demás, ningún partido podrá alegar sorpresa ante dicha decisión: Garaikoetxea no se había cansado de advertir que su partido no tendría inconveniente, si no cambiaba la actitud del partido en el poder, en repetir lo que la minoría vasca ya hizo por dos veces (el 15 de octubre de 1931 y el 12 de junio de 1934) en el período republicano: volverse a casa.

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