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La crisis en Asia central

España, interesada por el tratado defensivo entre Washington y Ankara

El Gobierno español se dispone a estudiar a fondo el nuevo tratado defensivo entre Estados Unidos y Turquía, que se considera uno de los más completos y amplios de los firmados hasta ahora entre Norteamérica y uno de sus aliados.

El tratado, que fue firmado ayer y sustituirá al denunciado por Ankara en 1976, no se ha dado a conocer todavía en todos sus detalles, pero en las líneas generales representa un ejemplo a seguir por el Gobierno español, que tendrá que renegociar el suyo con EEUU el próximo año.

«Vamos a estudiar a fondo este tratado, como lo hemos hecho también con los anteriores acordados por EEUU con Filipinas y Portugal en el último año», declaró el embajador de España en Washington, José Lladó.

La opinión de diplomáticos y funcionarios españoles es que 1980 será un año de estudio y reuniones preliminares entre Estados Unidos y España para preparar la negociación a fondo del próximo tratado bilateral, que no se espera ocurra hasta 1981.

Esta opinión fue expresada también por el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, que inició una visita semioficial a Estados Unidos, empezando por Washington.

Aunque a nadie se le oculta la importancia estratégica que ha cobrado Turquía para la OTAN y para EEUU en los últimos meses, y la influencia que ello ha tenido en los buenos términos a que ha llegado el acuerdo, también hay que notar las dificultades surgidas durante el proceso negociador, que ha durado más de un año.

En primer lugar, y pendiente aún de conocer los detalles y el debate senatorial en EEUU para su ratificación, el tratado turco-norteamericano contiene un paquete de ayuda militar y económica de Washington por encima de los mil millones de dólares.

Veintiséis instalaciones militares

Entre la OTAN y las bases norteamericanas, el tratado cubre unas veintiséis instalaciones militares, algunas de ellas para utilización de puestos de observación electrónicos en la frontera turco-soviética.Además del tratado en sí, que establece un status a largo plazo para las bases norteamericanas en Turquía y para la cooperación defensiva entre los dos países, Washington y Ankara han acordado una serie de acuerdos suplementarios.

En este primer aspecto de la cooperación defensiva a largo plazo es en uno de los que España está interesada también de cara a la renegociación de su tratado bilateral, firmado por cinco años, en 1976.

La situación turca supone también otro ejemplo a estudiar por parte del Gobierno de Madrid, en lo que respecta a relaciones con las superpotencias.

El Gobierno de Ankara, a pesar de representar una «amenaza estratégica» por su pertenencia a la OTAN y las bases norteamericanas para la Unión Soviética, mantiene desde el año 1978 un acuerdo de cooperación y desarrollo industrial con Moscú, del que recibe ayuda por valor de 1.200 millones de dólares, según datos norteamericanos.

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