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Gobierno de mayoría democristiana en El Salvador

El nuevo Gobierno de El Salvador, cuyo anuncio se esperaba hoy, tendrá una mayoritaria participación del Partido Demócrata Cristiano, según apreciación de la mayoría de los observadores políticos locales. Dicho grupo aceptó recientemente integrar el Gabinete, a través de un documento en el que se fijaban las condiciones que la Junta Revolucionaria de Gobierno debería cumplir para resolver la crisis que se desencadenó en aquel país centroamericano a raíz de la dimisión del equipo ministerial.En unas declaraciones formuladas a través de la televisión, uno de los integrantes militares de la Junta, el coronel Abdul Gutiérrez, acusó veladamente a los miembros civiles del máximo órgano ejecutivo de El Salvador de no haber comprendido las características de la estructura castrense del país y de dar la espalda a las jerarquías del Ejército, Guillermo Manuel Ungo, socialdemócrata, quien representó en la Junta las posiciones políticas más progresistas, aseguró en otras manifestaciones periodísticas que la Junta careció desde el principio de poder real y que actuó maniatada por algunos altos cargos de las fuerzas armadas.

El coronel Abdul Gutiérrez aseguró que el nuevo Gobierno «estaría alejado tanto de la oligarquía como de los extremismos», y que la reciente crisis no afectará para nada la marcha del proceso revolucionario salvadoreño, iniciado con el derrocamiento del general Carlos Humberto Roffi ero en octubre del año pasado.

José Napoleón Duarte, dirigente principal del Partido Demócrata Cristiano, señaló que, a su juicio, el camino hacia la democracia en El Salvador no se ha interrumpido y que la situación que vive el país es producto de las necesarias acomodaciones que el brusco tránsito de una situación de opresión a otra de libertad precisa.

El origen principal de la crisis salvadoreña se basa en el enfrentamiento entre los miembros civiles de la Junta de Gobierno y el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas. Este organismo militar, integrado por los comandantes de las tres armas, el ministro de Defensa, los directores de los cuerpos de seguridad y los jefes de los regimientos más importantes, rechazó la petición de la Junta para elaborar un estatuto preconstitucional que regulará el papel de las fuerzas armadas y de las organizaciones políticas en el proceso revolucionario.

Para la mayoría de los observadores, sin embargo, el auténtico fondo del problema está en la progresiva recuperación de las fuerzas

oligárquicas del país, que durante cuarenta años han dominado todas las estructuras políticas, sociales y económicas salvadoreñas, y que se vieron sorprendidas por el pronunciamiento de octubre, encabezado por la «juventud militar» del país.

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