La "seguridad" de los partidos
El pasado día 26 de diciembre me dirigí, por razones comerciales, a un determinado piso del edificio que alberga la sede central del PSOE. Generalmente, suelo ir una vez por mes y he encontrado ciertas dificultades o molestias para entrar (abrir el maletín, dejar el DNI, etcétera), medidas que, en un Estado de derecho, sólo podrían ser ejercitadas coactivamente, si cabe, por Ios órganos administrativos y policiales.Pues bien, este día me dirigí con el propósito de no someterme a las desproporcionadas e inútiles medidas de seguridad que tiene montadas el PSOE en su sede central. Pero este no sometimiento no iba dirigido, naturalmente, a los miembros de las FOP, los cuales están en su perfecto derecho de exigirme la documentación pertinente, y yo tengo el deber de someterme a sus indicaciones razonables. Al cruzar la puerta, y cuando me dirigía a tomar el ascensor, la persona de las medidas de seguridad me dice que le enseñe el DNI, a lo que me niego, indicándole que él no es nadie para pedirme nada. Me contesta que no subiré hasta que no le entregue el DNI y que «no admite chulerías». Se dirige a su portería y salen dos números de las FOP que me indican, amablemente, que entregue el DNI, a lo cual respondo que sólo a ellos se lo entregaré. Cuando comienzo a sacar el DNI, la persona indica que «me echen a la calle», porque no está dispuesto a aguantar más impertinencias mías, y el argumento que ofrece es de lo más socialista: «El edificio es propiedad del PSOE», y, por tanto, tiene el derecho a «negarme el paso».
Le digo que no me voy y que puede optar por echarme (con ayuda de la policía), o consentir que deje el DNI a las FOP, con las cuales converso amigablemente durante unos cinco minutos, tiempo durante el cual la persona creo que llama por teléfono. Por fin, perdidos quince minutos, logro subir, desempeñar mi trabajo y marcharme. Como nota aclaratoria diré que he sido militante del PSOE desde mayo de 1977 y de la UGT desde agosto del mismo año, cosa que también le hice notar, enseñándole los carnés. Sólo puedo decir que han perdido un voto y ganado un enemigo. ,
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