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Los obispos del País Vasco y Navarra exhortan a desterrar la lucha violenta

Los obispos de Pamplona, Bilbao, San Sebastián y Vitoria han hecho pública una pastoral colectiva con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, en la que invitan a desterrar la guerra y la lucha violenta.Los prelados manifiestan la «debilidad en lo social y en lo político». «Sentimos el deber», dicen, «de dirigirnos a todos vosotros, en cuanto podamos ser útiles, para la pacificación de nuestro pueblo. Dios quiera hacer eficaz este nuestro ofrecimiento, para que se alcance pronto la plena paz en nuestra tierra y llegue el día en que no haya familias que lloren por sus hijos muertos, encarcelados o huidos del hogar.»

Además, los prelados dicen: «Una llamada a un compromiso por la paz se hace apremiante para los cristianos. Ellos saben que tienen sentido el esfuerzo de construcción de la paz, aunque todo intento humano de construir un mundo mejor está sometido a limitaciones, y se hace especial, urgente y sentida a quienes han llegado a creer entre nosotros que la violencia armada es necesaria para la transformación de la realidad sociopolítica, según sus ideales. Sean éstos los que fueren, pedimos a todos los hijos de nuestra querida tierra que depongan las armas.

«La paz tiene sus exigencias cara a la verdad. Exige tener más fe en el hombre, en cuya estructura se inscribe el deseo de encuentro, de fraternidad y de paz. Hay que apostar por el hombre, por la capacidad pacificadora de quienes buscan sinceramente la verdad por el diálogo en la acción política.»

«No podemos aceptar que el futuro de nuestro pueblo sea el resultado de la imposición de los violentos, solamente porque tienen fuerza para lograrlo... Exige la participación de todos, que será creadora de un orden justo si arranca de un conocimiento objetivo de la situación. De no ser así, el pueblo puede creerse dueño de su destino, pero posiblemente es sólo un juguete de pasiones espontáneas o de estrategias manipuladoras.»

«Exige que los gobernantes digan al pueblo la verdad sobre problemas tan graves como la actual crisis económica, el paro laboral, el paro juvenil, etcétera, y exige desterrar la falsa idea que se extiende entre nosotros de que algunos problemas sociopolíticos sólo se pueden resolver por la fuerza y la lucha violenta.»

«Tampoco se construye la paz cuando, moviéndose en la clandestinidad, se afirma actuar en nombre del pueblo, sin que ese mismo pueblo pueda conocer, y mucho menos decidir, acciones que tienen repercusiones para nuestra convivencia sociopolítica.»

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