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Fernando Abril: "El Gobierno está sometido a presiones muy intensas"

Los comentarios sobre lo que algunos consideran «inminente crisis» hicieron furor ayer entre los diputados, combinados, a falta de datos solventes, con las ocurrencias a propósito de celebrarse el día de los Santos Inocentes. En contraste con este clima, el vicepresidente del Gobierno, Fernando Abril, y el presidente del Grupo parlamentario Socialista, Alfonso Guerra, conversaron, con gesto preocupado, por los pasillos del Congreso. Más tarde, Abril declaró a EL PAÍS que «el Gobierno está sometido en estos momentos a presiones muy intensas».

Fernando Abril descartó, sin embargo, la viabilidad de un Gobierno de coalición UCD-PSOE, que «no interesa a los socialistas y produciría un crecimiento del PCE». En cambio, el vicepresidente para Asuntos Económicos no consideró la posibilidad de que tal coalición hiciera crecer a los grupos de la derecha, o permitiera la cristalización de una formación que pudiera hacer sombra a UCD por su derecha.En cuanto a las presiones que sufre el Gobierno centrista, Fernando Abril destacó las derivadas de las tensiones sociales con motivo de la no aceptación, por parte de Comisiones Obreras, del Estatuto de los Trabajadores (del que aseguró que tiene aspectos «muy progresistas»). Aludió también a las tensiones derivadas de la elevación del precio del petróleo

Preguntado por las tensiones internas de UCD, Fernando Abril le quitó importancia al tema, aunque reconoció que existen «los lógicos intereses personales». En cuanto a la crisis, se mostró sonriente y confiado. «¿Quién piensa en la crisis con los problemas que tenemos?» Señaló que, al margen de las divergencias que puedan existir, los cabezas de fila de los distintos sectores -aludió correctamente a Paco (Fernández Ordóñez), Rodolfo (Martín Villa) y Pío (Cabanillas)- tienen un gran sentido de la responsabilidad. Otro miembro del Gobierno señaló, por su parte, a EL PAÍS la existencia del hecho objetivo de que «las cosas no marchan bien dentro del Gabinete» y que el presidente está «dando vueltas» a las posibles soluciones.

En todo caso, el señor Abril no descartó la posibilidad de la crisis, si bien trató de quitarle trascendencia o dramatismo. Sobre la posibilidad de que el nuevo Gobierno no se produzca hasta marzo, Fernando Abril se mostró escéptico y no confirmó ni negó que el período hábil sea el próximo mes de enero, aprovechando la vacación parlamentaria, coincidencia que, según otras fuentes, evitará al presidente del Gobierno explicaciones no deseadas al Parlamento. Fernando Abril consideró inconveniente el mes de marzo, dada la coincidencia con los procesos electorales vasco y catalán y el referéndum andaluz.

El problema sobre el que Fernando Abril mostró una mayor preocupación, fue el de la racionalización del proceso autonómico, para el que estimó necesario una concertación con los socialistas, en evitación de unas autonomías desbocadas que acaben con la democracia. En fuentes gubernamentales, se comentaba, con ironía, la posibilidad de crear un grupo parlamentario en el que se incluyeran los ayatollahs de las autonomías, incluido el ministro Manuel Clavero y algunos diputados centristas gallegos.

Al margen de estos comentarios de pasillos, por los escaños circuló un escrito, al parecer original del centrista José Javier Rodríguez Alcaide, en el que se venía a decir que, ante la «inminente crisis», los diputados que desearan ser ministros pasaran a dar su nombre al secretario primero de la Cámara, Víctor Carrascal. El escrito incluía la siguiente coletilla: «Abstenerse abertzales. » El hecho fue interpretado como una inocentada para distender las largas horas de permanencia en el Parlamento.

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Editorial en página 6

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