La CEE, dispuesta a disminuir las importaciones norteamericanas de fibras acrílicas
Durante el año 1978, las importaciones españolas de fibras, tejidos y confecciones han supuesto 35.000 millones de pesetas, según ha hecho público, en París, el presidente de la Asociación de las Empresas Españolas, Rafael Amézola, en la reunión del comité de dirección de la Asociación Internacional de Fibras Químicas.El comité europeo ha centrado en esta ocasión sus debates en analizar la ofensiva, sin precedentes, de las fibras sintéticas americanas en Europa, penetración que afecta especialmente a la industria española de fibras, así como a los sectores de tejidos y confección.
Desde 1971 a 1978, Europa occidental ha duplicado sus importaciones de fibras, tejidos y confecciones, que pasaron de 750.000 toneladas entonces a 1.600.000 toneladas el año pasado. Mientras tanto, el capítulo de exportaciones permanece prácticamente estancado (740.000 en 1971 y 780.000 en 1978); en ese período, el déficit de los intercambios del sector ha pasado de 14.000 toneladas a más de 800.000.
Por el contrario, con unos precios de coste muy inferiores a los europeos (casi del 30%), los productores norteamericanos han invadido el comercio europeo.
La Administración americana atribuye la diferencia de precios entre su país y Europa a los volúmenes de producción, la situación del dólar, mayor productividad, etcétera. Sin embargo, los productores europeos, aun admitiendo estos argumentos, aseguran que la base principal de la crisis es el elevado coste de la energía y las materias primas.
Ante esta situación, la CEE acaba de decretar que las importaciones EEUU de fibras acrílicas se consideran dumping, y se espera que suceda otro tanto con las importaciones salvajes de poliéster.
Según fuentes de la Asociación Española de Productoras de Fibras Químicas, el empresario español espera que la Administración tome también urgentes medidas en este sentido, para corregir la gran desviación que afecta a una masa salarial de 400.000 personas, en un sector que tiene una facturación anual de 600.000 millones de pesetas. De lo contrario, aseguran las mismas fuentes que las consecuencias pueden ser graves.
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