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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cincuenta teólogos españoles, a favor de Hans Küng

«El profesor Hans Küng se aparta en sus escritos de la plenitud de la verdad de la fe católica. En vista de ello no puede ser considerado como teólogo católico ni enseñar como tal. »Con estas palabras concluye la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe «sobre algunos temas centrales de la doctrina teológica del profesor Hans Küng».

Ante esta declaración, aprobada por el papa Juan Pablo II, los abajo firmantes (I) manifiestan:

1. Una respetuosa, pero enérgica, protesta por el método empleado por la autoridad eclesiástica romana. El profesor Küng y la facultad de Teología Católica de la Universidad de Tubinga, en la que enseña desde hace casi veinte años, se enteraron por radio de esta decisión. Pensamos que ambos debieron ser informados previamente.

Creemos igualmente que al profesor Küng debería habérsele ofrecido una última posibilidad de reconsiderar su postura en los puntos controvertidos, advirtiéndole de cuál sería el resultado si se reafirmaba en ella.

Resulta contradictorio el empeño de la autoridad eclesiástica por proclamar los derechos humanos en la sociedad, cuando dentro de ella misma estos derechos son claramente violados.

2. Aunque reconocemos los valores de la obra teológica de Küng, no excluimos que puedan encontrarse algunos puntos susceptibles de ulterior matización. Pero pensamos que el lugar natural para detectar y corregir esas posibles deficiencias es el foro de la investigación teológica. No excluimos con esto que el magisterio pueda y deba, en determinadas circunstancias, pronunciar su palabra autorizada y última. Pero esto sólo debería ocurrir cuando se hayan agotado previamente todos los demás resortes: diálogo, advertencia, etcétera.

Pensamos que no es este el caso del profesor Hans Küng. Más bien creemos que en su quehacer teológico ha ejercido el derecho de la libertad de investigación, que es esencial a la teología.

3. Tememos que, al proceder contra H. Küng y otros teólogos que han contribuido a la gestación y realización del Vaticano II, se atente también contra el espíritu y desarrollo lógico de ese mismo concilio.

4. En vista de lo anteriormente expuesto, rogamos a la Congregación para la Doctrina de la Fe reconsidere el «caso Küng». Nos unimos a la propuesta, formulada por el mismo Küng, de que se nombre una coplisión internacional de teólogos que estudien su caso. Dicha comisión sería el órgano más adecuado para iluminar los aspectos doctrinales controvertidos. Sofocarlos autoritariamente no contribuiría ciertamente «a dar razón de nuestra esperanza», como quiere la primera carta de Pedro (3,15).

5. Sepa el profesor H. Küng que, aunque no extendamos un cheque en blanco a todos y cada uno de los puntos de su teología -él tampoco nos lo pediría-, nos sentimos solidarios con su drama personal.

Además, en estos momentos, no podemos olvidar que ha contribuido poderosamente a iluminar y hacer plausible la fe cristiana a muchos hombres de nuestro tiempo. La actuación de la autoridad eclesiástica contra él está produciendo perplejidad en no pocos creyentes, que han encontrado en su obra apoyo y estímulo.

También destacarnos su contribución al diálogo ecuménico, que con la condena de su teología resulta gravemente perjudicado.

6. Sepa, por último, el magisterio de la Iglesia católica que puede contar con nuestra sincera lealtad evangélica. Eso sí: no optamos por la lealtad fácil del que dice sí y amén a todo -eso sería no tomar en serio al magisterio-, sino por la de los hombres responsables que disciernen, se alegran, cuando pueden decir «sí» y se atreven a decir «no» fraternalmente cuando, en conciencia y en nombre del Evangelio, creen tener que hacerlo.

(1) Nuestro deseo de dar a conocer nuestra inmediata solidaridad con H. Küng, y el momento en que se ha producido la noticia -de dispersión navideña- ha impedido contar con la adhesión de otros muchos teólogos.

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