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Hoy se firma en Londres el acuerdo que pone a la guerra civil rodesiana

Hoy se firma solemnemente en Londres el alto el fuego en Rodesia, que pone fin a catorce semanas de negociaciones y abre el camino a la independencia legal de la colonia británica. El compromiso se rubricado por Gran Bretaña, los jefes guerrilleros del Frente Patriótico y un representante del obispo Muzorewa.

El documento fijará probablemente la fecha del fin de las hostilidades, que fue eludida el lunes por la noche, cuando Joshua Nkomo y Robert Mugabe anunciaron su aceptación de las condiciones británicas para poner fin a la guerra civil. En Rodesia, donde radio y televisión interrumpieron sus p'rogramas para dar la noticia, la población ha reacciona do con calma y un cierto escepticismo ante el acuerdo de Londres.Incertidumbres, tensiones, presiones exteriores e interiores y, sobre todo, una conflagración que había producido 20.000 muertos en los últimos siete años quedan atrás. El camino hacia la paz ha comenzado ya y terminará en marzo, cuando, tras unas nuevas elecciones generales, Gran Bretaña declare oficialmente independiente a su antigua colonia, con la nueva denorninación de República de Zimbabwe.

Los últimos días de la conferencia han sido especialmente dramáticos, y el pasado sábado pareció que más de tres meses de negociaciones podían terminar en un completo fracaso, cuando los representantes del Frente Patriótico se negaron a aceptar las últimas condiciones británicas para el reagrupamiento de fuerzas durante el alto el fuego y Gran Bretaña declaró oficialmente terminadas las reuniones.

Un intenso fin de semana diplomático logró cambiar el signo de la corriente, y, a última hora del lunes, los dirigentes nacionalistas Robert Mugabe y Joshua Nkomo anunciaban a la prensa internacional su aceptación del alto el fuego.

El desacuerdo principal estaba en la insistencia británica de concentrar a los guerrílleros del Frente Patriótico en quince zonas de aislamiento situadas en la periferia rodesiana, precisamente en los puntos limítrofes de Zambia y Mozambique. El Frente Patriótico quería también un punto de concentración en la zona central de Rodesia, «en el corazón de nuestra patria», para demostrar su presencia a la población de Salisbury y Bulawayo, las dos ciudades más importantes del país.

Los británicos han cedido, y no solamente han ofrecido ese punto de concentración, sino que han autorizado al gobernador lord Soames a permitir el establecimiento de nuevos campos, si los dieciséis concedidos resultan insuficientes para alojar a las guerrillas. En la actualidad, los planes británicos prevén el establecimiento de mil guerrilleros por campo, mientras que el Frente Patriótico afirma que cuenta con 20.000 hombres en el interior del país.

El Frente pide tiempo

Lord Carrington, que llega hoy procedente de Washington, donde ha acompañado a la primera ministra Margaret Thatcher, desea que las hostilidades hayan terminado totalmente el próximo 2 de enero, dos semanas después de la firma del acuerdo. Para el dirigente nacionalista Robert Mugabe, sin embargo, se necesitarán entre seis y ocho semanas para poder comunicar esa orden a todas las unidades guerrilleras combatientes.

Hay que recordar que Rodesia se encuentra en estos momentos en plena época de lluvias, lo que hace realmente difícil la comunicación con las guerrillas. A esta dificultad natural se une el hecho de que los guerrilleros tienen órdenes tajantes de no hacer caso a los mensajes que les sean transmitidos por radio, ya que las fuerzas de seguridad rodesianas han falsificado muchás veces las órdenes del mando guerrillero.

Satisfacción y cautela

La iniciación de la campaña electoral va a dilucidar la cuestión crucial de si Nkomo y Mugabe, aliados en el Frente Patriótico, pero cada uno con su propio partido, concurren juntos o separados. Las elecciones rodesianas van a ser la primera ocasión para dos millones de votantes negros de pronunciarse libremente entre los guerrilleros y los partidos nacionalistas moderados que se alinearon con elpremier lan Smith en el «acuerdo interno» de hace veintiún meses.

El alto el fuego ha sido recibido con satisfacción por los países de la «Iínea del frente», principal apoyo táctico y logístico de los guerrilleros. Tanzania, Zambia, Botswana, Mozambique y Angola van a verse aliviadas de la intensa presión militar y económica a que están siendo sometidas no sólo por Rodesia, sino también por la República Surafricana, que ha estado tomando parte activa, incluso militarmente, en el conflicto civil de Zimbabwe.

Los periódicos surafricanos tratan con gran despliegue el acuerdo conseguido en Londres. «Por fin la paz», «Se acabó» y titulares semejantes figuran a toda página en los más influyentes diarios de Johannesburgo y Pretoria. Esta euforia informativa, sin embargo, se ve compensada por la cautela oficial. Pretoria mantiene la guardia levantada y espera a ver funcionar el mecanismo puesto a punto por Gren Bretaña para asegurar la tranquilidad en Rodesia durante las semanas que precederán a las elecciones.

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