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Suárez considera positiva la instalación de nuevos misiles nucleares en Europa

Soledad Gallego-Díaz

El presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, considera «positiva» la decisión adoptada por la OTAN en su última cumbre de desplegar en Europa 572 nuevos misiles nucleares. El desarrollo de la cumbre aliada fue tratado por el señor Suárez en la entrevista de casi tres cuartos de hora que mantuvo ayer con el primer ministro belga, Martens, en la residencia oficial de éste.Minutos antes de emprender viaje de regreso a España, en un Mystere de la Fuerza Aérea española, el presidente del Gobierno afirmó que su colega belga le había informado sobre los temas tratados en el Consejo Atlántico, «aunque España no sea miembro de la Alianza». El presidente Suárez repitió en dos ocasiones que su valoración era «política» y que nuestro país no pertenecía a la OTAN. «Estimo que la decisión de desplegar los euromisiles es positiva», añadió, «porque, además, será seguida de la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea, que se celebrará el año próximo en Madrid. y en la que se estudiará una propuesta francesa, que mi Gobierno asume, en el sentido de propiciar una conferencia europea de desarme.»

El señor Suárez afirmó que a su juicio, «Europa no está enferma» y que «aunque hubiera tenido datos sobre esa presunta enfermedad, me niego a creerla. porque considero que Europa es vital en el equilibrio de tensiones en el mundo. Sin una Europa fuerte Y solidaria, difícilmente podrá existir la convivencia».

En su entrevista con el primer ministro belga no se trató específicamente sobre el tema del terrorismo. «Yo he expuesto en rasgos generales cuál es la situación política española y él ha hecho lo mismo con la política de su país. También hemos hablado de los problemas internos de la Comunidad y especialmente, de la negativa del Parlamento Europeo a aprobar el presupuesto de la CEE y de la problemática planteada por Gran Bretaña y su aportación al presupuesto global de la Comunidad», explicó Adolfo Suárez.

Los problemas comunitarios y las relaciones España-CEE no parecen haber sido el núcleo central de la conversación Suárez-Martens, enfocada más bien hacia una valoración de las decisiones de la Alianza para la Defensa del Atlántico Norte y la importancia que el Gobierno español concede a la Conferencia de Madrid, y que no desearía ver «deslucida» por ninguna causa.

Reforma de los reglamentos internos de la CEE

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La visita del presidente del Gobierno español a Bruselas tenía, sin embargo, sobre el papel, un carácter eminentemente comunitario. El señor Suárez se trasladó a la capital belga a invitación del presidente de la Comunidad Económica Europea, el británico Roy Jenkins. y no como invitado oficial del Gobierno belga.Ha sido, pues, con el señor Jenkins y con los vicepresidentes Lorenzo Natali, François Xavier Ortoli y Finn Gundelach, así como con el comisario Etienne Davignon, con quienes ha permanecido reunido más tiempo en el Château de le Hulpe, donde el señor Suárez se alojó. Desde el punto de vista del presidente del Gobierno español y del ministro para las Relaciones con la CEE, Leopoldo Calvo Sotelo, la conclusión más destacada de estas entrevistas ha sido el deseo común de encontrar una fórmula de trabajo que permita que las negociaciones para la adhesión de España al Mercado Común se desarrollen paralelamente con las negociaciones internas de la CEE para la reforma de sus propios reglamentos en determinadas políticas sectoriales.

La CEE estima conveniente contactos políticos más frecuentes. El señor Suárez, por su parte, resumió así su posición: «Debe existir un paralelismo entre las negociaciones y los contactos con el Consejo de Ministros de la Comunidad, de forma que un problema técnico, que puede ser resuelto desde una perspectiva política, o al contrario, no entorpezca el desarrollo normal del proceso de integración.»

El calendario de las negociaciones fue otro de los puntos más ampliamente tratados. La CEE afirma estar interesada en imprimir un ritmo vivo, y el Gobierno español comparte, al menos oficialmente, esta posición. «Queremos llegar a finales de 1980 con los problemas más importantes vistos y arreglados», explicó el presidente Suárez, «de forma que en la segunda mitad de 1981 se proceda a la firma de la adhesión, en 1982 se ratifique y en 1983 entre en vigor el tratado. »

Durante la mañana de ayer, Adolfo Suárez y Roy Jenkins celebraron una entrevista a solas, mientras que en un despacho contiguo, el señor Calvo Sotelo y los vicepresidentes Gundelach, Natali y Ortoli, y el comisario Davignon pasaban revista a problemas concretos. El protagonista de esta sesión de trabajo fue Finn Gundelach, encargado por la comisión de elaborar el informe sobre el sector agrícola español, el punto más espinoso de la negociación desde el punto de vista comunitario.

«Queremos empezar cuanto antes la negociación en el sector agrícola», señaló el ministro español. El informe Gundelach no estará finalizado, sin embargo, antes de febrero de 1980. Según las previsiones de la CEE, los dos primeros meses del año próximo serán especialmente intensos, puesto que serán entregados a la delegación española tanto el informe agrícola como el relativo a asuntos sociales y el del fondo monetario y unión aduanera.

El propio señor Gundelach, encargado también de los problemas de la pesca en aguas comunitarias, señaló que no cabía pensar en una nueva prórroga de las licencias y cupos concedidos a los pescadores españoles. Antes del 31 de enero de 1980, la misión española y la delegación comunitaria deberán llegar a un acuerdo o, si no fuera así, los pesqueros españoles se tendrían que marchar de los caladeros de la CEE.

Adolfo Suárez llegó al aeropuerto de Barajas a primeras horas de la noche de ayer, en medio de un importante despliegue de medios de seguridad. Ni siquiera las cámaras de televisión tuvieron acceso a la zona de ayudas donde aterrizó el Mystere.

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