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Menos espectadores en el fútbol Italiano

Juan Arias

Un descenso importante en la afluencia de los espectadores a los partidos de fútbol de Primera División preocupa a los responsables de este deporte en Italia. El bajísimo índice de goles -menos de dos por partido- y la violencia que cada vez se extiende más en las gradas son consideradas como las causas principales. Paralelamente, sin embargo, aumenta la participación de los aficionados en el juego de las quinielas.

¿Qué está sucediendo en el fútbol italiano? Es la pregunta que se hacen muchos observadores ante dos hechos significativos: disminuye alarmantemente el número de espectadores que acude los domingos a los partidos de Primera División mientras crece el interés, incluso de los grandes jugadores y entrenadores, por los equipos «jóvenes», sin más pretensiones que «jugar bien y divertirse». Y, al mismo tiempo, ha aumentado el total de las quinielas semanales, que ha llegado a tocar la cifra de setecientos millones de pesetas, casi el doble de cuando los campos de fútbol se llenaban hasta los topes.¿Significa que la gente prefiere gastarse el dinero en las quinielas? ¿Será fruto más bien de la grave crisis económica que se está cerniendo sobre el país con un índice de inflación galopante?

Los sociólogos no lo excluyen, aunque insisten más bien en una auténtica crisis del fútbol de «Primera División». Lo cierto es que el balance de estos últimos tiempos no es consolador: en los tres últimos meses, ochenta partidos y sólo 153 goles. Diez heridos, cuarenta hinchas en la cárcel y el mecánico de 32 años que murió en el Olímpico de Roma, destrozado por un cohete antigranizo lanzado por un joven al que la policía aún no ha conseguido detener. Un poco por miedo, un poco por rabia, un poco porque la violencia en los campos ha aumentado tanto los controles policiales, lo cierto es que la gente empieza a cansarse de ir a los partidos «de masas», que eran los que más apasionaban hasta ayer. El fútbol se está convirtiendo en la lotería de las quinielas. Los directivos de los grandes equipos están preocupados, mientras los jugadores de «fama» empiezan también a cansarse y a retirarse de Primera División. Un caso clamoroso que no dejará de arrastrar a otros ha sido el del famoso campeón nacional Mario Corso. Ha declinado todos los ofrecimientos más ventajosos para irse a dirigir un equipo de jóvenes a Nápoles: «La Primera División», afirma, «corrompe a los jóvenes. El fútbol es sólo un veneno, no tiene fantasía. Los campos son como un lago de cianuro para los jóvenes, que cuando se preparan en los partidos de prueba juegan maravillonsamente, pero en Primera División envejecen antes de tiempo.»

Y mientras la crisis va carcomiendo espectadores y jugadores del país, sale un grito de exigencia de deporte auténtico. El presidente de la República, el «joven anciano» Sandro Pertini, ha resumido esta exigencia de¡ país con estas palabras: «Deporte, escuelas y gimnasios son más importantes que cualquier gol.» El presidente de la República, inaugurando los Juegos de la Juventud, en Génova, ante una serie de ministros, confesó que de todas partes te llegaba la petición de «abrir las escuelas al deporte», y pidió que en cada escuela italiana pueda crearse un gimnasio.

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