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Reportaje:

Calidad, peso, precio e higiene de los productos preembalados no corresponden con lo que ofrecen

La moda de los fiambres, verduras y frutas preembaladas ya está en marcha. El sistema empieza a ser implantado en la mayoría de los supermercados españoles. Pero las ventajas de llegar, coger el paquete y no tener que esperar la cola de la charcutería o la frutería se pagan. Desgraciadamente, la calidad, peso, precio e higiene pueden no corresponder con lo que se nos ofrece.

La verdad es que de lo que dice la etiqueta a la realidad suele haber bastante diferencia. Durante la semana comprendida entre el 30 de noviembre y el 7 de diciembre, ELPAIS ha llevado a cabo la compra de dieciséis productos preembalados: frutas (una media de 4,7 kilos), verduras (un kilo), fiambres y embutidos (1,161 kilos) y quesos (401) gramos). Se escogieron productos de marca, de forma que pudieran ser perfectamente identificados, y se compraron cinco muestras de cada uno en diferentes sitios y días, con el fin de que en lo posible correspondieran a distintos lotes de envasado. Posteriormente se realizaron diversas comprobaciones de peso, calidad y etiquetado, estableciéndose así un criterio medio en base a las cinco muestras Los resultados pueden calificarse de negativos. Veamos.

El kilo de 917 gramos

El primer desengaño surge cuando observamos que la media del contenido real, en el 88% de los casos, es inferior al indicado en la etiqueta. Las cifras muestran que esta diferencia está entre el 3% de menos en las verduras y el 8% en los fiambres y embutidos. Así, por ejemplo, los 2,5 kilos de manzanas Gruco sólo son 2,384 kilos, o los anunciados 98 gramos de jamón Aneto son 78 gramos. Una diferencia de peso de más del 20% es digna de tenerse en cuenta.Y, evidentemente, menos peso significa haber pagado más de lo indicado. Porque, si observamos la media, el kilo de fiambres pesa 917 gramos, más o menos. De la misma forma, el kilo de fruta tiene 958 gramos, mientras que el de verduras es de 973 gramos, y el de quesos, de 952 gramos. Esto supone estar pagando embalaje a precio de jamón serrano, en función de la preocupación de los fabricantes de dar a su mercancía un aspecto atractivo, lo cual es lógico por otra parte. Así, once rodajas de chorizo El Acueducto ocupan una superficie de 525 centímetros cuadrados, colocadas una al lado de otra, en un envase de 21 X 25 centímetros. Las mismas rodajas, colocadas una sobre otra, tendrían una altura de sólo 3,5 centímetros y ocuparían un cuadrado de 7,5 centímetros.

Igualmente, los 109 gramos de salamino Oscar Mayer podrían ser empaquetados en una superficie de 49 centímetros cuadrados y con una altura de cuatro centímetros, en lugar de los 371 centímetros cuadrados que ocupan en la actualidad. De esa forma se explican las diferencias del 12% de menos en el peso.

El kilo, más caro

Está claro que si el kilo pesa menos, el kilo «real» es más caro que el marcado en las etiquetas. Las manzanas no costarán veinticinco, sino 26,22 pesetas/kilo, y el jamón ahumado Norte se pondrá en 1.128,21 pesetas/kilo, en lugar de las 898 obtenidas «teóricamente» (aunque en la etiqueta dice que el kilo sale a novecientas pesetas). En este sentido hemos calculado las diferencias medias en cada uno de los grupos de productos, y observamos que si bien en las frutas y verduras pueden considerarse insignificantes (1,66 y cuatro pesetas más por kilo), las 64 pesetas de los fiambres y las 23 pesetas de los quesos hay que considerarlas. Así, cada una de las cinco compras que realizó EL PAIS, y por las que se pagó una media de 1.070 pesetas, no debía haber superado las 998,83 pesetas.Pero aún hay un aspecto que considerar en relación con el precio. La comodidad tiene su costo, porque invariablemente los productos preembalados resultan mucho más caros -hasta el 100% en algunos casos- que los comprados en la tienda del mercado o la charcutería de la esquina. Un kilo de chorizo que su precio normal está entre las 350 y cuatrocientas pesetas, por ir dentro de un «skin» de plástico vale 737 pesetas. Un jamón de no más de setecientas pesetas/kilo se incrementa hasta casi las 1.100 pesetas. Igualmente, un jamón ahumado de quinientas/seiscientas pesetas kilo, por estar preembalado llega a valer relmente 1.128 pesetas (Fiambres Norte).

Por otra parte, hemos observado enormes diferencias de precio entre los mismos productos de distintas marcas, cuando la calidad no mostraba diferencias tan acusadas. Por ejemplo, el jamón Aneto tiene un precio real de 1.087 pesetas, mientras que el de Sachies es de 737 pesetas. En las salchichas de cocktail también aparecen variaciones importantes entre marcas, ya que las de El Acueducto salen a 308 pesetas kilo, y las de Norte, a 510.

Pobre calidad

Pero no sólo son preocupantes las diferencias de precios, sino que la calidad en, general no supera la mediocridad y en algunos casos es descaradamente mala. La sopa juliana de Daregal, por ejemplo, ofrece por treinta pesetas algo menos de trescientos gramos de un picadillo de verduras (predominantemente zanahoria) verdaderamente de mala calidad. Verduras pasadas, resecas y ajadas. Además, a un precio exageradamente alto (112 pesetas kilo).Las manzanas de Gruco, a pesar de su caja de cartón, aparecían golpeadas y con muchos ejemplares pasados, aunque en este caso la culpa no es del fabricante, sino de la deficiente manipulación a la que los envases son sometidos por los comerciantes.

La presentación es, para estos productos, fundamental. Hay que dejarse deslumbrar por unas preciosas hojas de acelga y una gran zanahoria, porque, debajo, la otra parte del atado de acelgas está picado y las otras dos zanahorias son bastante más pequeñas (conjunto para caldos y sopas Abril). Por otra parte, se han pagado 55 pesetas, por unas verduras (un puerro, un atado de acelgas y tres zanahorias) que, compradas por separado, tendrían un precio de aproximadamente treinta pesetas. Muchos consumidores prefieren este tipo de envases, pensando que obtendrán unas mayores garantías de higiene. Pero esto no se conseguirá si no existe un mayor control de las fechas de envasado.

Durante nuestro análisis hemos visto que sólo seis productos indicaban una fecha de envasado, pero en clave. Por ejemplo, unas manzanas compradas en Jumbo el día 7 decían en la etiqueta: «Empaquetado el 21 », o unas salchichas de Michael Schara, «47-79», y las de El Acueducto, «43-79».

Está claro que al consumidor estas cifras no le dicen nada, es más, un paquete de fiambres Norte, comprado el día 3 y con código de envasado «32-79», al abrirlo, se comprobó que estaba en mal estado.

Confuso etiquetado

No tenemos entonces más remedio que volver sobre el tema del etiquetado, porque, además de no indicar en todos los casos composición, contenido, conservación, registro de sanidad, etcétera, hay algunas verdaderamente confusas.En este sentido, un paquete de fiambres Aneto, en grandes caracteres y por encima de la marca, hace la mención «Jamón», mientras que el verdadero contenido, que es bacon, se indica en una pequeña etiqueta adhesiva en la parte inferior del envase.

También en uno de los paquetes de salchichas de Michael Schara aparecían dos etiquetas adhesivas con las indicaciones de precio por kilo, peso neto y precio del paquete, con la particularidad que, con los mismos datos, una daba un precio de 108 pesetas y la otra de 105 pesetas. Además, aun cuando el contenido es evidente, su mención se hace en alemán («Bratwurst Est-Munich»).

En fin, deficiencia de peso, alto precio, mediocre calidad y etiquetado confuso. El consumidor que tenga prisa, que no quiera ir al mercado o hacer cola en la charcutería, ya conoce el «sobre-precio».

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