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Los veinte países de la AlE acuerdan establecer cupos de consumo de petróleo durante 1980

Los veinte ministros de Industria de los países integrantes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), al cabo de la reunión celebrada ayer en París, se pusieron de acuerdo sobre una serie de medidas tendentes a restaurar el orden del mercado petrolífero: se fijaron los techos de importación del crudo para cada país durante 1980 y establecieron un sistema de vigilancia para seguir la evolución de las políticas nacionales. «Todos hemos coincidido en que 1980 se anuncia incierto», declaró el ministro español de Industria, Carlos Bustelo, que representó a España.

La AlE es un organismo capitaneado prácticamente por Estados Unidos, creado cuando estalló la crisis energética por el que fue cerebro de la política de Nixon, Henry Kissinger, y al que pertenecen los países occidentales consumidores de petróleo excepto Francia, que, en esa época, lanzó la iniciativa del congelado diálogo Norte-Sur. Desde entonces, la AlE intenta controlar, en la medida de lo posible, los vaivenes de la crisis.En la reunión de ayer, los ministros de los veinte países estudiaron fundamentalmente el problema del ahorro energético que, prácticamente, se traduce en la reducción de las importaciones de petróleo. En primer lugar, todos los países aceptaron respetar los techos que fijó la reunión, por lo que respecta a las importaciones a lo largo de 1980. España, durante este período, no debe superar los 51 millones de toneladas, lo que representa un millón y medio más que en 1979.

Cara al horizonte de 1985, se acordó que las importaciones globales de los veinte países deben aumentar muy poco. De acuerdo con los techos fijados y aceptados para 1980, el total de las compras a finales de este año será de 1.205 millones de toneladas. A finales de 1985, todos los países de la AIE no deberían superar los 1.290 millones de toneladas.

Para estimular el cumplimiento de este compromiso, explicitado en el comunicado final de la reunión, no se formularon sanciones, como había predicho Estados Unidos, sino que se estableció un sistema de vigilancia concretado esencialmente en dos puntos: primero, reuniones de la AIE, de emergencia incluso, si la situación lo aconseja, para calibrar la evolución del mercado petrolífero. Segundo, examen trimestral de los resultados obtenidos por cada país para determinar las eventuales medidas complementarias.

Bustelo lo ve negro

De aquí que las situaciones de emergencia son de temer, como explicó el señor Bustelo ante la prensa española acreditada en París. Y, por ello mismo, que los compromisos de los países de la AlE queden sometidos a posibles reajustes, según las características económicas, energéticas y de consumo de cada país. El señor Bustelo, refiriéndose al futuro energético español, subrayó que, en efecto, a lo largo de 1980 «si el petróleo sube en la reunión de Caracas no habrá racionamiento de manera instantánea, pero de agravarse la situación, no se pueden descartar ni las subidas, ni el racionamiento».En la reunión de ayer en París, la AIE se manifestó en el sentido de un deseo de diálogo con los países productores. Y, por otro lado, subrayó que, cara al horizonte 1985, es menester desarrollar al máximo las otras fuentes energéticas: la nuclear y la carbonífera de manera especial. En la rueda de prensa antedicha, el señor Bustelo fue interrogado sobre la actitud de Estados Unidos en un momento en el que necesita de la colaboración occidental para encarar la crisis desencadenada por el jomeinismo

En su opinión «EEUU comprende que, a pesar de su potencial determinante, necesitan de los demás». Ese potencial determinante puede resumirse en muy pocas cifras: Estados Unidos es el primer país occidental importador de petróleo (437 millones de toneladas contra los 265 millones de Japón, los 143 de Alemania Federal, los 103 de Italia, y, en quinto lugar, España, con 51 millones). Por añadidura, Estados Unidos produce el mismo tonelaje anual, tiene en funcionamiento cien centrales nucleares, en construcción otras tantas, es el país que posee más reservas de carbón y también el país más avanzado del mundo en el dominio de las nuevas fuentes energéticas.

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