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SANTANDER

Ricardo Bofill defiende el proyecto de Castronovo

Tras aceptar que Castronovo se convertiría en «zona de descongestión del gran Bilbao, ya que se tiende a que cada vez sea mayor el alejamiento de los centros fabriles de los residenciales», Ricardo Bofill, el polémico arquitecto catalán, autor del citado proyecto, calificarla a éste de «socialdemócrata», argumentando que, al ser el 50% de las viviendas que se construirán sociales, posibilita que accedan a la adquisición de ellas «tanto los pobres como los ricos».

La sesión informativa, en la que participó el señor Bofill, desplazado expresamente desde Argel, estaba organizada por la sociedad promotora de Castronovo -Castromar, SA- y se considera como el primer paso de una fuerte campaña publicitaria en la perspectiva de la consulta popular que se celebrará en Castro Urdiales el próximo domingo. Al arquitecto catalán se le había pedido defender, desde un punto de vista técnico, el controvertido proyecto, cumpliendo a la perfección este cometido. Defensa, en cierta medida, innecesaria, ya que lo que se discute es la incidencia social, humana y cultural del proyecto, y tan sólo, en menor medida, la «genial» idea de Bofill.Los argumentos principales esgrimidos por Bofill partían de la necesidad de planificar el desarrollo urbanístico de la villa marinera, evitando lo que denominó «expansión de las ciudades en forma de mancha de aceite» y partiendo de la base de un desarrollo de la población en Castro Urdiales que difícilmente puede aceptarse, ya que el crecimiento armónico en los últimos ochenta años ha sido total -tan sólo hay 2.000 habitantes más ahora que en 1900-, el descenso de la tasa de natalidad es evidente y el paro obliga a muchos jóvenes a buscar trabajo y residencia en otros puntos de la región o del país. Ante estas objeciones, el creador del proyecto de Castronovo se limitaría a señalar que «ninguna población puede encerrarse en sí misma», mostrándose convencido de que, dada la cualidad de «fronteriza» de la villa, sería normal que acudiese gente de fuera a residir en ella.

A preguntas de los informadores, los representantes de la empresa manifestaron que actualmente sólo está previsto el inicio de la primera fase del proyecto, en cuya realización se invertirán seis años, calculándose entre 20.000 y 25.000 millones de pesetas el coste total de Castronovo, que, en caso de llevarse a efecto, no se finalizaría antes del año 2000.

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