Los socialistas sólo pactarán con los comunistas para el Gobierno catalán
El rechazo de un futuro Gobierno de la Generalidad en base a la actual fórmula de «unidad catalana» (es decir, de presencia de todos los partidos parlamentarios) aparece de forma muy explícita en la ponencia sobre estrategia socialista, elaborada por una comisión de la ejecutiva del PSC-PSOE, editada por ésta y actualmente en trámite de aprobación a todos los niveles internos. Esta ponencia será presentada a la conferencia nacional del partido sobre la política a desarrollar en la futura Generalidad plena, a celebrar los días 15 y 16 de este mes.
«Los elementos de análisis que sirven de base a nuestra opción estratégica -afirma el documento, facilitado a este diario por un destacado dirigente socialista- permiten valorar que un Gobierno de concentración, o de "unidad catalana", o un Gobierno de colaboración de los socialistas con la derecha o el centro, centralista o nacionalista, excluyente de la participación de otras fuerzas, serían contradictorios con la consecución de nuestros objetivos esenciales y con la aplicación de nuestro programa».Este párrafo no ha sido, por el momento, objeto de enmiendas sustanciales, y su aprobación se presenta como fácil. Ello da un carácter inexcusable a la colaboración entre socialistas y comunistas a nivel catalán. Constituye un matiz destacado a la postura de la dirección estatal del PSOE.
La posibilidad de una fórmula de gobierno de la Generalidad sobre la base de «pacto de progreso» (socialistas, comunistas y Jordi Pujol), que es la existente en el Ayuntamiento de Barcelona, también queda muy debilitada al dar carácter inexcusable al acuerdo con los comunistas. Además, esta fórmula tampoco es defendida ahora por Jordi Pujol y su partido en lo que respecta a la Generalidad.
De mantenerse sin cambios sustanciales los esquemas electorales catalanes, esta postura socialista, puede perfectamente conducir a un Gobierno catalán de corte frente populista en la primera Generalidad plena. El 1 de marzo, socialistas y comunistas obtuvieron más del 50% de los escaños en las circunscripciones catalanas.
Por otro lado, el documento valora críticamente el papel de Josep Tarradellas a lo largo de los últimos dos años. «El presidencialismo», afirma la ponencia, «ha sido una constante a lo largo de los últimos años, presidencialismo contra el que no han sabido o no han podido luchar los partidos democráticos.» A lo que agrega que este carácter presidencialista de la Generalidad ha sido perjudicial «para la institución, y que además ha sido un factor importante en el proceso de frustración popular». Ello también explicaría «la evidente desconexión de la Generalidad respecto al conjunto de la sociedad civil catalana. Los órganos preautonómicos no han sabido ligar con las aspiraciones del pueblo de Cataluña y, particularmente, de los trabajadores. La poca relación tenida con los sindicatos y otros movimientos de base es una prueba de esta realidad».
El documento reparte, de manera desigual, críticas a las diferentes opciones políticas catalanas. De los comunistas afirma que en la última campaña electoral demostraron que para ellos «el enemigo a batir no era en ningún caso la derecha, sino los socialistas, y hacia nosotros se dirigieron sus ataques». También condena el intento de partidos regionales de presentarse en Cataluña. en base a la presencia de inmigrados, y afirma que esta intención, «objetivamente, va contra los intereses del conjunto de los trabajadores».
«Los socialistas», afirma la ponencia, «somos el eje vertebrador de la política catalana, y la presidencia de la Generalidad ha de estar incuestionable ni ente en manos de socialistas.»
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