Perita en dulce
El equipo de fútbol de Chipre no ha tenido nurica mayor entidad que aquellos de la Copa Mediterráneo que, en la década de los cincuenta, servían para que Badenes metiera,cuatro goles cada tarde. Evidentemente, de entonces a hoy todas las selecciones nacionales han mejorado, y España, en lugar de oponer a Grecia la selección B tiene que colocar la mejor, para sufrir un rato. Chipre, no obstante, sigue sin alcanzar categoría alguna. Es una selección tan de segundo orden que plantearse la posibilidad de la derrota es querer justificar lo injustificable.Chipre, en su campo, ofrecerá la natural resisten.cia de un equipo que pretende ganar puntos ante adversarios de mayor fuste. Pero con todo, el superprofesional y superprimado equipo español no puede perder la oportunidad de lograr la clasificación ante la única perita en dulce del grupo.
Ricardo Zamora se fue al otro mundo sin haber digerido aquella derrota ante Inglaterra, que él consideró infaniante por los siete goles encajados. Puchades aún se pone colorado cuando alguien le recuerda la eliminación del bambino ante Turquía, en Roma. Ramallets aún no ha superado el trago de aquel gol que le marcó Argentina en Chamartín.
La actual selección no debe confiarse lo más mínimo, pero el mínimo de responsabilidad profesional que se le reconoce es suficiente para que pueda salir adelante. Los once de Chipre no podrían volver a gallear en su vida en el improbable caso de la eliminación.
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