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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El divorcio de Abril Martorel

He leído en su diario unas declaraciones del señor Abril Martorell sobre el divorcio, y le agradecería me publicara estas consideraciones al respecto.Opino que el tema del divorcio es un problema más serio como para despacharlo afirmando que él no se piensa divorciar. No sé si el señor Abril Martorell tendrá entre otras aficiones la de la futurología, pero lo que sí puedo asegurarle es que, efectivamente, no se divorciará si no tiene la posibilidad legal para ello. Quiero decir que la sola existencia del divorcio ya es un peligro para la familia, como muy bien afirmaba Miguel Delibes en su libro USA y yo, cuando afirma que lo peor del divorcio no es el divorcio en sí, sino el saberlo siempre a mano.

Por otra parte, y como hombre de Estado, responsable en gran medida del futuro de la sociedad española, el señor Abril Martorell debería percatarse de que el debate en tomo al divorcio no se centra en admitir una ley divorcista para que la use quien quiera, sino de precisar cual opción -la indisolubilidad o disolubilidad- del matrimonio interesa a la sociedad española. A este respecto quiero recordarle que en algunos países europeos, que han aceptado la legislación divorcista, se plantean actualmente si no serían más felices sin él.

Finalmente, me parece muy bien que el señor Abril se considere «católico practicante», pero, por favor, que no se avergüence de ello. Como cristiano, debería saber que la indisolubilidad es una opción que el cristiano brinda al mundo como la forma de organización más conveniente para la familia y para la sociedad. Y como católico, debería conocer lo que recientemente Juan Pablo II ha afirmado al respecto. Son palabras dirigidas a unos 250.000 irlandeses, pero son perfectamente aplicables al caso de España: «Ojalá Irlanda continúe siempre dando testimonio ante el mundo moderno de su tradicional adhesión a la santidad e indisolubilidad del vínculo matrimonial. Ojalá los irlandeses de fiendan siempre el matrimonio a través de un compromiso personal y de una positiva acción social y legal.»

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