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"La política económica de la señora Thatcher no es propiamente de austeridad"

El National Westminster Bank, segundo banco británico y uno de las grandes instituciones de crédito internacionales, abrió ayer su primera sucursal. en Madrid dentro de la política liberalizadora respecto a la instalación de bancos extranjeros adoptada por el Gobierno español. El National Westminster Bank dispone de agencias y sucursales en más de cuarenta países; emplea a 67.000 personas, sólo en Gran Bretafia, y tiene un activo consolidado de cerca de 4 billones de pesetas. El año pasado tuvo unos beneficios globales, antes de impuestos, de 43.000 millones de pesetas. Su presidente adjunto, Viscount Sandon, 56 años, estuvo ayer en la capital de España para el acto de inauguración.

EL PAIS. ¿Cuáles van a ser las actividades principales, y en qué sectores se van a concentrar, de su banco en España?

Viscount Sandon. Lo que no vamos a hacer es competir con los bancos españoles en el mercado de los impositores pequeños. Lo que haremos será complementar a aquéllos en los servicios que se prestan a la comunidad financiera. Nosotros miramos particularmente hacia las necesidades de servicios financieros que requerirán las compañías multinacionales en los campos del comercio exterior, capitales internacionales, etcétera. Asimismo, podemos prestar ayuda en el mercado español a nuestros propios clientes ingleses, al tiempo que podemos asistir a los españoles en el mercado británico. En cierto sentido, queremos contribuir a la creación- o conversión de Madrid en un centro financiero de importancia mundial.

P. Respecto a algún sector especial...

P. Desde nuestra creación-de una oficina de representación en 1974, hemos ayudado y concedido créditos a diversas industrias españolas. Con nuestra sucursal, queremos también asistir a éstas y los clientes que hagamos dentro del mercado europeo de capitales.

P. ¿Cree usted que la política de los gobiernos occidentales de mantener altos los tipos de interés continuará o comenzará a experimentar ligeras bajas?

R. En el curso de los últimos días ha comenzado a existir indicios de que los tipos de interés, al menos en el mercado norteamericano, han comenzado a bajar. No obstante, es muy prematuro deducir de estos signos que la tendencia actual es a la baja. De hecho, es muy posible que los intereses no comiencen a bajar a nivel global hasta dentro de dos o tres meses. Indudablemente, los tipos comenzarán a declinar a medida que se confirme la entrada en la recesión. En mi opinión, lo que sucede en Nueva York tiene un efecto inmediato en Europa. En Gran Bretaña, los tipos de interés han alcanzado la cota más alta de nuestra historia y, personalmente, creo que no bajarán, ya que lo que evidentemente se persigue es controlar la oferta monetaria. Espero que esta política funcione, y dentro de dos o tres meses los tipos comenzarán a declinar. Claro que esto, en cierto sentido, depende de lo que suceda en Estados Unidos.

P. ¿Hasta qué punto esta política de altos tipos está dañando la actividad bancaria en Europa?

R. Ciertamente, la política restrictiva no está perjudicando las actividades bancarias, pero sí está dañando la actividad comercial e industrial. Claro que en esto hay que tener en cuenta que el objetivo del mundo occidental es ahora controlar la inflación. Gran Bretaña lo está haciendo y ahora también Estados Unidos se ha visto forzado a ello. A mi juicio, la lucha contra la inflación tiene que ser prioritaria a costa, incluso de detener la actividad industrial y comercial y originar una ola de desempleo. Este es el precio que hay que pagar para controlar una situación inflacionista.

P. ¿Usted cree que la política de austeridad iniciada por la señora Thatcher va a resolver los graves problemas de inflación y desempleo de Gran Bretaña?

R. Yo dudaría mucho antes de utilizar la palabra austeridad para describir o calificar la política económica de Mrs. Thatcher. Antes sí hemos tenido programas de austeridad o controles y, desde luego, eso no es lo que tenemos ahora. En cambio sí tenemos una política de rentas, que es un esfuerzo deliberado de la señora Thatcher para cambiar la filosofía y orientarla por una vía monetaria que en Gran Bretaña no se ha intentado desde la segunda guerra mundial. En este sentido, mi opinión personal es que el Gobierno británico está siguiendo el camino acertado, ya que la alternativa, los controles, han sido intentados sin éxito por los gobiernos sucesivos a la guerra. Muchos gobiernos han fracasado y la posición relativa de la economía británica y la libra esterlina se ha deteriorado. Por eso es positivo que se haya intentado otro camino, aunque yo, personalmente, no me atrevo a decir si funcionará o no.

No obstante, sí se puede decir que el camino tomado puede culminar en un lugar intermedio, donde no se puede hablar de éxitoo fracaso, y en el intervalo habremos tenido tiempo suficiente para sentar las bases para iniciar una vía más efectiva.

P. ¿Hasta qué punto está perjudicando a la economía británica la entrada de Gran Bretaña en la Comunidad Económica Europea?

P. Indudablemente la está perjudicando, pero tengo que aclarar que yo no esto, en contra de dicha incorporación. Pero el Mercado Común es una organización nueva, con unas normas hechas por hombres que no necesariamente tienen que ser perfectas. Por el contrario, estas normas están probando ser bastantes imperfectas en lo que se refiere, por ejemplo, al mundo financiero. Por eso, y para ver hasta qué punto estas normas están perjudicando a Gran Bretaña, en el año 1980 supondrán para el Reino Unido un costo adicional superior a mil millones de libras esterlinas. Esto es más de lo que el país se puede permitir pagar y, desde luego, nos convierte en el mayor contribuyente de los nueve miembros de la CEE, incluso cuando nuestro PNB es uno de los más pequeños. Pero las normas están ahí y, claro, lo único que podemos decir es que, si no se reforman, no sé hasta qué punto podremos hacer frente a cantidades como las que le he señalado. En cualquier caso, hoy empieza en Dublín una reunión de la CEE- que puede empezar a buscar soluciones.

P. Gran Bretaña es hoy un país productor de petróleo. ¿No habrá comenzado la recuperación británica con el oro negro del mar del Norte?

R. La repercusión del petróleo, en términos fiscales sobre todo, va a ser notable y va a ir creciendo en la economía británica a lo largo de los años ochenta. Pero, desde luego, no es la solución final para una serie de problemas que han estado presentes en la economía británica durante mucho tiempo. No tengo estadísticas exactas sobre el tema, pero me atrevo a aventurar que las ventajas del petróleo del mar del Norte van a ser de tipo fiscal, especialmente en el sentido de que van a permitir al Gobierno a que continúe su política de reducción de los impuestos sobre la renta, que, evidentemente, favorecerán un -mayor consumo personal y un relanzamiento de la economía.

P. En cuanto a la economía española, ¿qué opinión le merece su estado y el reciente plan económico del Gobierno?

R. Con la salvedad de que quizá sea inapropiado para mí comentar la situación económica española, en tanto no afecte a la nuestra, creo que ha sido muy positivo todo el proceso de transición política que España ha experimentado en los últimos cuatro años. En este sentido, creo que España también sabrá ahora realizar el mismo proceso en el terreno económico.

P. ¿No cree usted que hay muchos puntos comunes entre la situación económica británica y la española?

R. Bueno, una diferencia que hay es la posición más favorable del Gobierno británico (en contraste con el español) para adoptar políticas-económicas de una dureza monetaria notable. El Gobierno Thatcher tiene una fortaleza parlamentaría muy superior a la del español y, por dicha razón, está en una posición más favorable para adoptar políticas con mayor libertad de acción.

España, en otra diferencia, no tiene petróleo y, en este sentido, su economía puede estararás condicionada por este factor. Pero si miramos el récord de España y su Gobierno en los últimos años (transición, elaboración de una nueva Constitución, varias elecciones generales, dos parciales, etcétera), hay que contemplar el futuro con notable optimismo.

Evidentemente hay signos mucho más positivos en la economía española que en la británica. Ahí está el caso de la inflación, que en España es ahora mismo un punto inferior a la británica. Por otro lado hay que estimar que la inflación británica continuará aumentando, algo que muy bien no puede suceder en el caso español.

P. Por último, ¿cuál es su punto de vista sobre el sistema bancario español? ¿Hasta qué punto su marco jurídico no es excesivamente restringido para los esquemas europeos?

R. Creo que las autoridades monetarias españolas han dado un paso acertado al decidir que la ampliación del mercado bancario con la presencia de las instituciones extranjeras es algo positivo para la economía española y para el desarrollo del mundo financiero en España. También me parece muy acertado el hecho de que la apertura del mercado bancario español se haya hecho de una forma gradual, en lugar de hacerlo de la noche a la mañana. Con ello, muchas empresas individuales y privadas han quedado ligadas al euromercado Y dispondrán de mayores fuentes de financiación para sus proyectos. Madrid se une así a los mercados financieros internacionales, y con la presencia de muchos bancos extranjeros. Madrid adquirirá una importancia inusitada como centro financiero mundial.

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