El Estatuto gallego
El editorial del día 23 en su periódico, «La larga noche del Estatuto gallego», me obliga a señalar dos puntos fundamentales que en dicho artículo se ofrecen a la opinión pública, ocultando la verdad de los problemas.Antes de nada, hay que señalar que entiendo que ninguno de los que han votado contra el Estatuto, lo han hecho por la única razón del problema sobre competencias, como se quiere hacer saber, sino que este problema fue la gota que colmó el vaso.
Puntualizando sobre los temas del editorial señalo:
- El camino de la abstención quizá sea el único posible, pero no por oportunismo, sino para no caer en la trampa (véase Escocia y Gales) de que luego resulte que Galicia dijo no a la autonomía."
- Unas competencias discutidas en comisiones mixtas (caso vasco y catalán) suponen una confrontación democrática en plano de igualdad; por el contrario, unas competencias discutidas en el Parlamento, y que ustedes califican de discusión a la «luz del día», no suponen más que un sometimiento de Galicia ante una voluntad abrumadoramente mayoritaria. ¿Por qué se oculta así la realidad en el editorial?
Don Francisco González Amadiós declaró que «el Estatuto nos ultraja», y hablando de la radicalización política de Galicia dijo que no es «cuestión de metralletas». Evidentemente, no; no sería posible justificar tal cosa, pero los responsables de UCD deberían pensar que Galicia, que es uno de los países más ricos de España, es de los más empobrecidos y que por el camino de este Estatuto seguirá siéndolo en el próximo futuro político, gracias a la decisión de UCD de propiciar la explotación centralista de quienes, creyendo en el diálogo, depusieron su brazo armado apenas cuando comenzaba a organizarse. Pensemos que estas actitudes irreflexivas son las que utiliza ETA para su autojustificación.
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