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Poco negocio y nuevos mínimos

El comportamiento general del mercado a lo largo de la pasada semana ha resultado francamente desesperanzador.La diferencia de más de un punto y medio entre los índices del jueves anterior y del pasado viernes es sólo un pálido reflejo de lo acontecido sobre el parqué.

Las opciones compradoras, en franca minoría desde hace bastante tiempo, volvieron a ser ampliamente superadas por una oferta insistente, que no cejaba en su empeño realizador, a pesar de las continuas mermas en los precios de las acciones.

Los valores bancarios continuaron atravesando un momento particularmente comprometido. El papel s, reproducía a diario, a pesar de los esfuerzos de las emisoras por restar importancia a sus saldos vendedores. Así, la operación de limpieza del. mercado realizada por el Santander, el miércoles, mediante la cual, y tras ceder nueve puntos, pensaba evitar la reproducción de órdenes «abultadas», no le salía todo lo bien que hubiese deseado; y el jueves no sólo no predominaban las posiciones demandantes lógicas, tras los procesos de «hinchado» artificial de las órdenes, sino que volvía a resultar superior el número de títulos a la venta frente a los deseos compradores. Este ejemplo, referido a la estrategia de un valor concreto, por no hablar de las importantes cesiones admitidas por el Popular o el Central, como medio para desanimar a sus vendedores, lleva a una conclusión apuntada jornadas atrás por diversos especialistas. La incidencia que las ventas para generar minusvalías a efectos fiscales está teniendo en el mercado en general, y en los valores de este sector en particular, dadas sus características de escasa rentabilidad comparativa y aceptable nivel de liquidez, a lo que, por supuesto hay que añadir el hecho de que las pérdidas observadas en sus precios resultan apreciables (436%, cambio medio del Central en 1977, o 293%, del Popular, o el 428 % del Santander).

La cotización de las acciones de las compañías eléctricas mostraron, por su parte, una tendencia poco uniforme. A la primera parte de la semana correspondía un predominio de las posturas compradoras, a las que no resultaban ajenos los esfuerzos de los mentores de estas sociedades en el salón de contratación, mientras que en las últimas reuniones su volumen de negocio decayó notablemente, se comenzó a sentir el peso de las realizaciones de beneficios, y en general se acusó la postura contráctil que experimentaba la demanda. Así, el balance general resultaba ligeramente negativo, mientras que los rumores y especulaciones sobre posibles ampliaciones de capital antes de fin de año, adquirían carta de naturaleza en las tres bolsas.

Una vez más hemos de referirnos a la práctica inexistencia del resto del mercado. Para su comentario habremos de remitirnos a comportamientos anecdóticos de valores concretos, como podría ser el caso de la mejora, próxima al 8%, de Azucarera, o los valores mínimos que alcanzaban la mayor parte de los bancos industriales y otros tan significativos, como Dragados, Explosivos o Petróleos.

En definitiva, la mayor parte de los indicadores convencionales de la orientación del mercado parecían apuntar, al cierre del viernes, una continuación del deslizamiento a la baja del rnercado.

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