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El hambre es el problema más grave y urgente de la humanidad, según el Papa

Juan Pablo II dio ayer un apoyo pleno a la organización internacional de la FAO, con un largo discurso pronunciado ante la XX Conferencia General. El Papa recordó que la FAO ha sido la primera organización intergubernamental con la cual la Santa Sede ha establecido relaciones diplomáticas estables y regulares y que fue mérito de monseñor Montini, cuando era sustituto de la Secretaría de Estado, el cual había subrayado ya con satisfacción «los principios morales y humanitarios que inspiran la organización».El Papa recordó que el observador permanente de la Santa Sede en la FAO posee sólo derecho de palabra y no de voto. Pero añadió que es justo y que esto responde «perfectamente a la misión religiosa y moral de la Iglesia». Y para justificar esta presencia de la Santa Sede en un organismo laico, afirmó que «todos los trabajos y programas de la FAO ponen de relieve que toda actividad técnica y económica, como toda opción política, implican en último análisis un problema de moral y de justicia».

Según el papa Wojtyla, los esfuerzos que esta organización está haciendo, concretamente en el campo de la alimentación y de la agricultura (un aspecto del programa de desarrollo mundial económico y social), «contribuirán a la promoción de la paz, ya que ayuda a resolver las tensiones y empuja las reivindicaciones primordiales de los pueblos, reivindicaciones unidas estrechamente a los derechos inalienables del hombre».

La lucha contra el hambre, que el Papa ha llamado «el problema más grave y urgente de la humanidad actual», tiene cada día un rostro más claro y exige realizaciones concretas y no «especulaciones teóricas». Según Juan Pablo II, se ha acabado ya el tiempo de las ilusiones, cuando se creía que fuese posible resolver los problemas del desarrollo y de las diferencias del crecimiento entre los pueblos automáticamente «exportando modelos industriales e ideologías de países desarrollados». No se pueden ya realizar programas «con las sobras». Hacen falta relaciones «multilaterales» y no sólo bilaterales.

"Una presencia histórica"

El ministro español de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa, que es presidente por aclamación de esta conferencia mundial de la FAO, declaró que «esta presencia del Papa ha sido y será una presencia histórica».En un momento de estas declaraciones, realizadas a Radio Vaticano, Jaime Lamo aseguró que el pasaje que más le había impresionado de la intervención del Pontífice fue el referido a que la economía debe construirse sobre las exigencias fundamentales del hombre, no sobre aquellas superfluas o las que pueden parecer importantes pero que en realidad no lo son. «Cuando se habla de derechos humanos», dijo Jaime Lamo, «pienso que se debe también hablar de derecho a la alimentación, y pienso que este concepto ha sido uno de los puntos esenciales del discurso pontificio.»

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