Gran Bretaña volverá a administrar Rodesia durante dos meses
Animado por el lento, pero decidido progreso de la conferencia constitucional sobre Rodesia, el Gobierno británico tiene intención de someter al Parlamento, a finales de esta semana, un proyecto de ley encaminado a «devolver la legalidad» a la antigua colonia británica. Y la única forma de conseguir esa legalidad es retrotraer el reloj de la historia catorce años y volver a convertir Rodesia en colonia británica, tras cerca de cinco lustros de régimen ilegal.Londres nunca aceptó la declaración unilateral de independencia llevada a cabo por lan Smith en 1965 y, desde entonces, ha considerado al territorio como una colonia rebelde a la Corona. El delenda est Rodesia ha sido mantenido por los sucesivos Gobiernos conservadores y laboristas que se han turnado en el poder desde esa fecha.
El proyecto de ley, que está siendo redactado por los técnicos gubernamentales, volverá a colocar a Rodesia bajo la administración directa del Gobierno de Londres y contemplará el nombramiento de un gobernador general, con poderes absolutos, la promulgación de una nueva Constitución y la celebración de nuevas elecciones. El hecho de que se esté ultimando esta legislación demuestra la confianza del Gobierno conservador en el éxito de la conferencia constitucional, que el pasado lunes entró en su novena semana de sesiones.
La delegación del primer ministro del régimen de Salisbury, obispo Abel Muzorewa, aceptó ya la totalidad de las propuestas británicas, lo que supone, entre otras cosas, la dimisión inmediata de su Gobierno y pidió la máxima aceleración del proceso constitucional.
Gran Bretaña desea que el período de transición a la independencia dure sólo dos meses, deseo que es resistido por la delegación del Frente Patriótico, que obviamente teme no poder prepararse para los comicios en tan escaso tiempo.
El Frente Patriótico objeta, igualmente, el hecho de que las actuales fuerzas de seguridad y policía se vayan a constituir en los únicos guardianes de la imparcialidad electoral, aunque dependan directamente del nuevo gobernador general, y quieren integrar a sus hombres en esas fuerzas.
Pero todas estas cuestiones, aunque importantes, se han convertido en detalles que pueden ser discutidos y acordados en las conversaciones de la Lancaster House. Lo importante es que en las dos delegaciones rodesianas se mantiene firme el animi negociandi, en gran parte por la presión occidental sobre el obispo Muzorewa, y por la de los Estados africanos de la Front Line sobre los líderes del Frente Patriótico.
Las realidades económicas de los países que ayudan a la guerrilla nacionalista parecen jugar a favor de las tesis británicas, ya que las económicas de Tanzania, Zambia, Mozambique y Angola son incapaces de resistir por más tiempo el esfuerzo que supone el apoyo logístico a las guerrillas, a pesar del apoyo que éstas reciben de los países del bloque soviético.
El pasado lunes el régimen de Salisbury adoptó una medida de represalia contra Zambia que puede resultar fatal para la economía de ese país. Irritado por el continuo apoyo del presidente Kaunda a la facción nacionalista de Joshua Nkomo, el Gobierno rodesiano decidió bloquear todos los envíos de maíz surafricano a Zambia.
El corte de las comunicaciones ferroviarias supone igualmente que la única conexión de Zambia con el mundo exterior ha quedado reducida a una carretera de tierra y grava, que une ese país con Tanzania.
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